Un cambio significativo en la estrategia de comunicación gubernamental ha generado preocupación en círculos científicos y políticos. El gobierno ha decidido retirar sitios web clave que proporcionaban información vital sobre la pandemia, reemplazándolos con una plataforma que promueve teorías no comprobadas sobre el origen del virus.

Recientemente, se han eliminado portales como COVID.gov y Covidtests.gov, anteriormente esenciales para millones de ciudadanos en busca de pruebas gratuitas y actualizaciones sobre vacunas. En su lugar, se ha introducido un sitio centrado en la hipótesis de que el SARS-CoV-2 escapó accidentalmente de un laboratorio chino. Este giro radical ha sustituido datos respaldados por evidencia científica por argumentos ideológicos, lo que ha generado críticas entre expertos en salud pública.

La comunidad científica rechaza enfáticamente las afirmaciones presentadas en la nueva página web. Investigadores destacan que cada uno de los supuestos puntos clave que respaldan esta teoría está lleno de errores o manipulaciones deliberadas. Angela Rasmussen, viróloga canadiense, subraya cómo estas acusaciones carecen de fundamentos sólidos y confunden a la población al priorizar narrativas políticas sobre hechos verificables.

Este movimiento refleja una tendencia peligrosa hacia la politización de la ciencia. Al desestimar investigaciones científicas rigurosas y promover teorías sin base probatoria, el gobierno pone en riesgo la confianza pública en las instituciones científicas. La historia nos enseña que cuando la política sobrepasa la verdad comprobada, socava progresos sociales y económicos cruciales. Es fundamental que tanto líderes como ciudadanos apoyen decisiones basadas en evidencias para garantizar un futuro más justo y seguro.