En los últimos años, Orihuela ha enfrentado múltiples situaciones críticas que pusieron a prueba la capacidad de respuesta de sus autoridades locales. Desde inundaciones hasta un apagón generalizado y una pandemia global, el edil de Emergencias, Víctor Valverde, compartió su perspectiva sobre cómo se abordaron estas crisis y qué lecciones se han aprendido. Estas emergencias, ocurridas entre 2016 y 2025, incluyen eventos naturales, tecnológicos y sanitarios, destacando la importancia de contar con equipos profesionalizados y sistemas robustos de comunicación.
En una región marcada por fenómenos climáticos extremos, como lo demostró la Dana de 2019, Orihuela experimentó uno de los episodios más desafiantes de su historia reciente. Esta tormenta severa dejó a la ciudad incomunicada y devastó gran parte de la Vega Baja. Sin embargo, también hubo otras pruebas: una pandemia mundial que restringió movimientos y alteró rutinas, y un fallo eléctrico nacional que privó a España de electricidad durante horas. En cada caso, la seguridad ciudadana fue prioridad absoluta.
El edil responsable destacó que, aunque cada emergencia tiene características únicas, todas comparten un objetivo común: proteger vidas y garantizar servicios esenciales. Durante la inundación, la falta de información inicial complicó la respuesta inicial; en el apagón, la ausencia de comunicaciones puso en jaque la coordinación; y con la pandemia, la incertidumbre científica dificultó la toma de decisiones rápidas.
Valverde mencionó que la clave para superar estos retos radica en la preparación previa y la inversión en infraestructuras de comunicación modernas. Asimismo, resaltó la necesidad de profesionalizar áreas de emergencia dentro de los ayuntamientos, asegurando así continuidad y experiencia acumulada.
En cuanto a mejoras futuras, señaló que la agilidad en la respuesta y el acceso a datos precisos son fundamentales. También reconoció que, aunque algunos daños son inevitables, otros pueden mitigarse con planes adecuados y recursos bien gestionados.
Desde la perspectiva de un periodista o lector, este testimonio nos invita a reflexionar sobre la importancia de estar preparados ante lo imprevisible. Las palabras de Víctor Valverde no solo destacan la resiliencia de Orihuela, sino también la necesidad de políticas públicas enfocadas en la gestión de riesgos. Nos recuerdan que, en momentos de crisis, la colaboración, la tecnología y la formación especializada juegan roles cruciales.
Además, subrayan que la verdadera fortaleza de una comunidad no reside únicamente en su infraestructura física, sino en su capacidad para adaptarse y aprender de experiencias pasadas. Este ejemplo sirve como un llamado a todos los niveles gubernamentales para invertir en sistemas que garanticen tanto la seguridad como el bienestar colectivo.