A través de un análisis detallado, el experto Alejandro Avendaño Gallardo expone las verdaderas implicaciones de la reforma de pensiones. Aunque presentada como una mejora significativa para todos los jubilados y jubiladas, esta reforma no beneficia por igual a todos los sectores. En particular, aquellos que no cuentan con al menos 10 años de cotización en el caso de las mujeres (y 20 años para los hombres) solo recibirán pequeños ajustes en su Pensión Garantizada Universal (PGU). Este grupo verá un aumento mínimo en sus ingresos, lo que plantea serias dudas sobre la efectividad real de la propuesta.

El panorama es aún más complejo cuando se considera que los mayores de 82 años solo recibirán un reajuste de $25.996 a partir de septiembre de 2024, mientras que los demás deberán esperar hasta 2027 para percibir mejoras significativas. Según Avendaño, este esquema deja fuera a muchos beneficiarios, quienes seguirán enfrentando pensiones insuficientes.

La PGU, un subsidio estatal destinado a personas mayores de 65 años, independientemente de si han cotizado o no, ha sido uno de los puntos centrales de discusión. Sin embargo, esta prestación no aborda las necesidades de fondo de los jubilados, especialmente porque su valor actual ($224.004) apenas cubre gastos básicos.

Otro aspecto destacado por Avendaño es la compensación diferenciada según género. Las mujeres que cumplan con al menos 10 años de cotización recibirán un bono adicional de 0,25 UF ($9.744), además de una compensación por cada año cotizado. Los hombres, en cambio, necesitan al menos 20 años de cotización para acceder a beneficios similares.

Además, Avendaño critica la falta de respuestas claras durante las presentaciones públicas de la reforma. Pese a entregar preguntas escritas, estas no han sido atendidas adecuadamente, generando frustración entre los afectados. También cuestiona el papel de las AFP, quienes parecen ser los principales beneficiarios del aumento en las cotizaciones, mientras que los jubilados no perciben mejoras sustanciales.

Finalmente, Avendaño subraya que promesas clave, como la eliminación de las AFP y la revisión de la expectativa de vida, no han sido implementadas. Estas omisiones perpetúan injusticias históricas, como el retraso en el acceso de las mujeres a la PGU hasta los 65 años. La gradualidad de la reforma deja a muchos sin esperanza de mejorar sus condiciones económicas en un futuro cercano.

En conclusión, la reforma de pensiones planteada revela desigualdades ocultas y expectativas incumplidas. Mientras algunos grupos obtienen pequeños beneficios, otros permanecen marginados, enfrentando pensiones insuficientes y procesos burocráticos complicados. Es urgente reconsiderar estos aspectos para garantizar una vejez digna para todos.