El reconocimiento de la comida mexicana como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2010 reveló una realidad inquietante: la falta de registros formales sobre muchas recetas regionales. Esta situación impulsó a chefs y cocineras tradicionales a emprender un viaje de rescate y documentación de saberes culinarios ancestrales. Maru Toledo, investigadora gastronómica en Jalisco, ha dedicado más de dos décadas a esta labor, colaborando con cocineras locales para registrar sus técnicas y lenguaje culinario. Uno de los hallazgos más notables fue la recuperación del 'turco', un platillo típico del sur de Jalisco que no se preparaba desde antes de la Revolución Mexicana. Gracias a doña Cruz, una mujer de 97 años, este tesoro culinario pudo ser rescatado y compartido con nuevas generaciones.
Este proceso de documentación no solo preserva recetas, sino que también conecta a las comunidades con su pasado. Los sabores de antaño son vitales para entender cómo nuestros ancestros vivían y qué significaban estos platillos en su día a día. La prioridad no es adaptarlos al gusto moderno, sino comprender su importancia histórica y cultural. A través de la edición de libros y publicaciones, Toledo busca garantizar que este conocimiento perdure y sirva como base para futuros chefs que deseen explorar las raíces profundas de la gastronomía mexicana.
Lupita Vidal, chef reconocida en Tabasco, ha dedicado una década a explorar los sabores y técnicas culinarias de esta región sureste de México. En sus viajes, ha descubierto ingredientes silvestres como el pescado pejelagarto, el chile amashito y el cacao, así como variedades nativas de hierbas aromáticas. Estos hallazgos reflejan una forma de vida resiliente y sostenible que ha permitido a las comunidades tabasqueñas mantener viva su identidad cultural a pesar de los desafíos. Vidal enfatiza que cocinar es un acto social y político que nos reconecta con nuestra identidad. Promover el consumo de productos locales no solo respeta nuestras raíces, sino que también contribuye a prácticas más sostenibles en la cocina.
Esta conexión con lo propio es fundamental para preservar la diversidad culinaria de México. Al alejarnos de alimentos industrializados, optamos por sabores auténticos que reflejan la historia y cultura de cada región. Cocinar con ingredientes silvestres y locales no solo es un homenaje a nuestras tradiciones, sino también una forma de cuidar nuestro entorno natural. Vidal insiste en que este enfoque es una responsabilidad colectiva que fortalece nuestra identidad y promueve un futuro más sostenible.
Nico Mejía, chef con más de 20 años de experiencia, ha dedicado una década a documentar la riqueza gastronómica de Colima, el sur de Jalisco y parte de Michoacán. Su trabajo se centra en recoger testimonios orales de habitantes locales, buscando dignificar y valorizar la cocina indígena, a menudo estigmatizada como simple o pobre. Mejía destaca que estas cocinas tienen una profundidad cultural desconocida y que muchos platillos han surgido de intercambios entre regiones. Este enfoque permite desmitificar prejuicios y mostrar la complejidad y riqueza de la gastronomía indígena.
Sus cinco libros documentan diversas cocinas regionales, ofreciendo un valioso recurso para chefs y amantes de la gastronomía. Este material estará disponible gratuitamente en unos meses, facilitando el acceso a información crucial sobre la diversidad culinaria de México. Mejía subraya que cada receta y técnica cuenta una historia única que merece ser preservada y compartida. Al honrar estas tradiciones, estamos no solo salvaguardando nuestra herencia cultural, sino también construyendo un puente hacia el futuro, donde la gastronomía sigue siendo un acto de amor y responsabilidad.