La unión entre Sara y Giulio es una historia que podría haber salido directamente de una película romántica. En solo dos meses desde su primer encuentro, decidieron dar el gran paso y organizar su boda en Sevilla. El 28 de junio de 2024, Sara caminó hacia el altar en la iglesia de Santa María Magdalena con un vestido diseñado por Isabel Nuñez, destacando su elegancia y estilo único. La novia compartió sus pensamientos sobre la importancia de elegir un vestido que refleje la personalidad de la mujer, aconsejando confiar en los expertos y no dejarse llevar por opiniones externas. Además, relató detalles emocionantes del día, como el baile de apertura y las sorpresas que añadieron un toque especial a la celebración.
Para Sara, la elección del vestido de novia fue un proceso lleno de emoción y desafíos. Comenzó buscando un diseño que fuera fiel a su estilo y que le permitiera sentirse cómoda y segura. Aseguró que la complicidad con la diseñadora y la ausencia de influencias externas fueron claves para lograr el look perfecto. Durante las primeras pruebas, se sintió perdida al recibir demasiadas opiniones, pero finalmente encontró la dirección correcta al trabajar estrechamente con Isabel Nuñez y una amiga íntima.
El vestido resultante era una obra de arte minimalista y romántica, con una falda plisada y un cuello choker elaborado con cuentas doradas y plateadas. Este detalle, junto con pendientes a juego, creaba una armonía visual impresionante. Sara enfatizó la importancia de ser fiel a uno mismo en un día tan importante, evitando caer en tendencias pasajeras y optando por un diseño que realmente representara su estilo personal. “Ese día tienes que sentirte especial y guapa, pero sin cambiar radicalmente tu estilo”, explicó. Además, mencionó que las fotografías son recuerdos eternos, por lo que es crucial sentirse auténtica y cómoda.
El 28 de junio de 2024 fue un día inolvidable para Sara y Giulio. Después del emotivo intercambio de votos en la iglesia de Santa María Magdalena, la pareja celebró en Finca de Villa Luisa, en el corazón de Sevilla. La organización a distancia fue un desafío, pero contaron con la ayuda invaluable de Juan Tasara, quien recomendó proveedores clave para hacer realidad cada detalle. Una anécdota divertida marcó el inicio del día: el coche vintage que debía llevar a Sara al altar llegó tarde, obligándola a tomar un taxi improvisado con su padre. Esta experiencia inesperada añadió un toque de humor y tensión antes de la ceremonia.
Tras el baile de apertura, donde amigos de Giulio cantaron en vivo una canción italiana, Sara cambió su look, retirando la larga capa y adaptando el vestido para la segunda parte de la noche. También compartió detalles sobre su peinado y maquillaje, preparados por profesionales de confianza. Su ramo de peonias rosa bebé fue otro elemento memorable, que posteriormente compartió con sus mejores amigas. En resumen, cada aspecto de la boda reflejó la personalidad única de la pareja, haciendo del evento una celebración verdaderamente especial.