En la reciente carrera de Fórmula 1 en Arabia Saudí, se destacaron dos realidades opuestas dentro del mismo equipo. Por un lado, Charles Leclerc logró subir al podio con un desempeño sólido y consistente, mientras que Lewis Hamilton enfrentó dificultades significativas con su monoplaza. El británico mostró insatisfacción tras cruzar la línea de meta en séptima posición, mencionando problemas con el equilibrio del coche y un rendimiento deficiente durante la competencia.
Leclerc, por su parte, expresó optimismo sobre su actuación, destacando un mejor manejo del vehículo y una estrategia efectiva que maximizó las oportunidades disponibles. A pesar de reconocer áreas para mejorar en clasificación, el piloto monegasco demostró ser competitivo en condiciones limpias, algo que Hamilton no pudo replicar debido a limitaciones técnicas percibidas.
Lewis Hamilton enfrentó uno de sus días más complicados en la pista, marcado por críticas tanto hacia sí mismo como hacia el rendimiento del coche. Su séptimo lugar dejó mucho que desear, especialmente cuando comparó su experiencia con la de su compañero de equipo. Enfatizó cómo los problemas estructurales lo llevaron a sentirse desconectado del vehículo, afectando directamente su capacidad para extraer todo el potencial del SF-25.
El británico explicó que desde el inicio de la competencia tuvo dificultades con el subviraje extremo, lo que limitó su capacidad para mantener un ritmo competitivo. Reconoció que carecía de una solución específica para abordar estos inconvenientes, señalando diferencias clave entre su estilo de conducción y el de Leclerc. Este contraste lo llevó a reflexionar sobre la importancia de adaptarse rápidamente, ya que la brecha en el campeonato está creciendo considerablemente.
Mientras Hamilton luchaba, Charles Leclerc emergió como el punto brillante del equipo, consolidando un sólido tercer puesto gracias a una combinación de habilidad técnica y ejecución estratégica perfecta. Su decisión de retrasar el cambio de neumáticos fue crucial para preservar su ventaja frente a otros contendientes. Además, destacó cómo un balance óptimo en el coche le permitió navegar sin complicaciones mayores en las etapas finales de la carrera.
El piloto monegasco profundizó en su satisfacción personal, atribuyendo su éxito a una mayor comodidad con el vehículo en comparación con carreras anteriores. Reconoció que aunque Ferrari sigue enfrentándose a desafíos en clasificación, ha logrado progresar en aspectos fundamentales como la gestión del aire limpio y la estabilidad en rectas. Sin embargo, advirtió que es necesario abordar ciertas deficiencias antes de que la situación empeore en el campeonato, donde cada décima puede marcar la diferencia.