En una época de transformación cultural, dos artistas brasileños tejieron una historia de amor que marcó su trayectoria artística. Gil y Nana se conocieron en São Paulo durante la década de 1960, donde compartieron momentos creativos e inspiraron juntos una famosa melodía. A pesar de su breve romance de tres años, dejaron huella en el mundo musical con su colaboración artística.
En un otoño lleno de colores cálidos, Gilberto Gil comenzó una nueva etapa tras su separación de Belina, madre de sus primeras hijas. En esta época, admiraba profundamente a Dorival Caymmi. Fue entonces cuando surgió el encuentro con Nana, quien lo acompañaría en un viaje musical inolvidable. Juntos compusieron "Bom Dia", una obra destacada en el III Festival de Música Brasileña en 1967. Sin embargo, su unión terminó abruptamente cuando él tuvo que partir al exilio en 1969, marcando el final de su relación.
La historia de Gil y Nana nos recuerda cómo el arte puede florecer incluso en los momentos más difíciles. Su colaboración muestra que las barreras pueden ser superadas a través de la creatividad, dejando un legado que perdura a lo largo del tiempo. Este caso refleja la importancia de capturar esos instantes fugaces que definen nuestra existencia.