En los últimos meses, la Casa Real de Jordania ha sido testigo de emocionantes acontecimientos. La llegada de la pequeña Iman, primera nieta del rey Abdalá y la reina Rania, en agosto de 2024, marcó un momento especial. Ahora, con el nuevo año, otra noticia alegra al país: la princesa Sara, sobrina del rey, se ha comprometido a casarse. Este evento promete ser uno de los más importantes en el ámbito real internacional.
En este otoño lleno de colores dorados, la princesa Sara, de 27 años, hija del príncipe Faisal y la princesa Alia Tabbaa, ha dado un paso significativo en su vida personal. Sara, quien tiene una hermana gemela llamada Aisha, también recientemente comprometida, celebró su compromiso con Ali Al Sawaf en una ceremonia organizada por su padre. El rey Abdalá asistió a la fiesta, aunque la reina Rania no pudo estar presente debido a sus compromisos en Estados Unidos.
Ali Al Sawaf, de origen saudí y nacido en Yeda en 1997, es un destacado ingeniero especializado en inteligencia artificial y software. Estudió en Londres y comparte con Sara una gran pasión por los deportes, especialmente el fútbol y las artes marciales. Durante la ceremonia, la princesa lució un elegante vestido de Valentino en tonos vainilla, adornado con flores bordadas y lentejuelas, complementado con joyas de diamantes y perlas. Las imágenes capturadas muestran momentos emotivos, incluyendo cuando Ali le entregó el anillo a Sara.
El príncipe Faisal, hermano del rey Abdalá, desempeña un papel crucial en la familia real. Ha actuado como regente en diversas ocasiones y tiene una estrecha relación con Marbella, donde su madre, la princesa Alia, posee una residencia veraniega. Esta conexión ha fortalecido su amistad con la reina Sofía de España, quien ha sido descrita como una segunda abuela para sus hijos.
La fecha exacta de la boda aún se desconoce, pero se espera que sea un acontecimiento memorable para la realeza mundial.
Desde la perspectiva de un periodista, este compromiso refleja la continuidad y la evolución de la Casa Real jordana. Es un testimonio de la importancia de las tradiciones y la modernidad que se entrelazan en la vida de la familia real. Además, subraya la relevancia de las relaciones internacionales y personales que enriquecen la historia de Jordania. Este evento ofrece esperanza y felicidad a un país que celebra cada logro de su familia real.