En una tarde memorable en el coso madrileño de Las Ventas, Uceda Leal resucitó la esencia del toreo clásico, acompañado por una corrida seria y bien presentada de La Quinta. Esta jornada también marcó un homenaje al 120 aniversario de la Real Unión de Criadores de Toros de Lidia, destacando con toros de gran calidad que exigieron lo mejor de los diestros. Mientras Uceda brillaba con su estilo elegante y tradicional, Emilio de Justo y Daniel Luque enfrentaron lotes desiguales, dejando sensaciones mixtas entre el público. La tarde se desarrolló con momentos de alta lidia, aunque no todos los capítulos concluyeron como se esperaba.
El cartel reunía a tres figuras con estilos diferenciados. Desde el inicio, el encierro de La Quinta demostró su bravura y nobleza, especialmente los ejemplares cinqueños que abrieron la faena. Uceda Leal, vestido con un traje digno de museo, interpretó un toreo lleno de sutileza y maestría. Su actuación ante el cuarto toro fue un ejemplo de cómo rejuvenecer las raíces clásicas del arte taurino. Con pases templados y precisión milimétrica, logró conectar con el público, quien le recompensó con una oreja tras una faena impecable.
Por otro lado, Emilio de Justo tuvo un desempeño más irregular. Aunque contó con el último sobrero, considerado uno de los mejores ejemplares de la tarde, no logró explotar su potencial. Su intento por acelerar el ritmo frente a un toro más pausado resultó contraproducente, llevándolo a decisiones erráticas. La falta de confianza y cierta precipitación afectaron su labor, cerrando así una oportunidad dorada para triunfar. El esfuerzo quedó truncado con una espada fallida que provocó silbidos del público.
Daniel Luque, con un lote más exigente, enfrentó dificultades desde el principio. Su primer oponente mostró defectos evidentes, pero el diestro supo sortearlos con habilidad, ocultando algunos de sus problemas técnicos. Sin embargo, el quinto toro, un ejemplar complejo, exigió mucho más de él. En esta ocasión, el público pareció medirlo con una vara más alta, tal vez comparándolo con figuras consolidadas como El Juli. Esto aumentó la presión sobre Luque, quien terminó frustrado por las críticas recibidas.
La tarde finalizó con una mezcla de emociones. Si bien hubo momentos destacados gracias al talento de Uceda Leal, las actuaciones de sus compañeros dejaron dudas. La faena del tercero, ejecutada con clase y temple, quedará grabada en la memoria de quienes disfrutan del toreo auténtico. Al mismo tiempo, la devolución del sexto por falta de fuerzas recordó que incluso los mejores planes pueden verse truncados por factores imprevistos. En conjunto, esta novena de feria sirvió como un tributo a la grandeza del toreo clásico y a la importancia de mantener viva su esencia.