Esta mañana, mientras estaba a punto de emprender una serie de entrevistas para promocionar mi última película, llegó un mensaje inesperado de mi hijo. Al leerlo, me enteré por primera vez de que Marisa Paredes había fallecido. Esto me dejó boquiabierto y sin palabras. Me sentí tan extraño, no podía creerlo. Luego, fui a abrazar a Chema Prado, con quien Marisa había compartido 40 años de vida. Él me respondió con un mensaje lleno de cariño.

Recuerdo inicial de Marisa Paredes

Recuerdo claramente la primera película que hice, que el próximo año cumplirá 45 años. Era "Ópera prima" (1980), en la que también debutó como director Fernando Trueba. Marisa Paredes ya era una actriz reconocida e importante en aquel momento, mientras yo solo había hecho algunos cortometrajes. Cuando nos encontramos en esa película, sentí un profundo respeto por ella. Cada vez que nos veíamos después, ella siempre decía lo mismo: que de dónde habíamos salido y que parecíamos una panda de tarados. Sin embargo, sin esa primera experiencia compartida con ella, muchas de las cosas que hoy tenemos no habrían sido posibles. Esa es mi primer recuerdo de Marisa Paredes, una actriz respetada y admirada por todos.

Después, tuvimos la suerte de vernos muchas veces más. Ambos fuimos presidentes de la Academia de Cine, y aunque nunca coincidimos en otra película ni en una obra de teatro, conservo un magnífico recuerdo de ella. Recuerdo cómo estaba ligada a mis inicios en este mundo del cine.

Última vez que la vi

La última vez que la vi fue en un funeral, justo hace un año, en el de Concha Velasco, en el Teatro de La Latina de Madrid. Nunca hubiera imaginado que ese día sería el final de una etapa tan importante. Hemos perdido a una gran persona y a una excelente actriz. Marisa Paredes dejó un gran vacío en nuestro mundo del cine. Su presencia y talento serán siempre recordados.

Marisa Paredes no solo fue una gran actriz, sino también una figura influyente en el mundo del entretenimiento. Su estilo y actitud hicieron que se la recordara por siempre. Hemos perdido a alguien muy especial, y su ausencia se siente profundamente.