Culturas
Triunfo y Desilusión en la Plaza de La Candelaria
2025-02-09

El cartel que enfrentó a Emilio de Justo y Juan Ortega en la plaza de La Candelaria generó un gran interés, culminando con una entrada agotada. El éxito de taquilla se vio reflejado principalmente en el quinto toro, donde De Justo logró destacar con un sobresaliente desempeño, mientras que Ortega no encontró las oportunidades necesarias para brillar. Sin embargo, los otros ejemplares presentaron dificultades que limitaron el espectáculo. A pesar de esto, ambos diestros dejaron momentos memorables.

Brillantez de Emilio de Justo en el Quinto Torero

Emilio de Justo se llevó los aplausos más sonoros gracias a su actuación con el quinto toro, un sobrero de Garcigrande. Este animal, dotado de bravura y elegancia, proporcionó a De Justo la oportunidad perfecta para exhibir su maestría. Con precisión y ambición, De Justo ejecutó pases excepcionales por la mano derecha, destacándose especialmente en naturales sin simulación de espada. Su faena fue coronada con dos orejas, demostrando que el triunfo no es producto de la fortuna, sino del talento y la determinación.

El quinto toro, un sobrero de Garcigrande, emergió como la estrella indiscutible de la tarde. Desde el primer momento, De Justo percibió la calidad excepcional del animal y supo cómo manejarlo. Utilizando la mano derecha, logró crear una serie de pases fluidos y elegantes, complementados con naturales magistrales. La faena fue una mezcla de fuerza y delicadeza, culminando con una estocada precisa que selló su triunfo. La audiencia reconoció su hazaña con dos orejas, subrayando que este éxito fue fruto de la habilidad y la pasión de De Justo.

Desafíos y Momentos Memorables de Juan Ortega

Juan Ortega tuvo un camino más complicado durante la corrida. Sus actuaciones fueron limitadas por la calidad irregular de los toros asignados. Sin embargo, Ortega mostró destellos de grandeza con detalles técnicos y artísticos, aunque careció de la intensidad necesaria para competir al nivel de De Justo. En algunos momentos, parecía que necesitaba un impulso adicional para elevar su actuación.

A pesar de las dificultades, Juan Ortega ofreció momentos dignos de mención. En el primer asalto, su actuación fue más sólida y completa que la de De Justo, quien lidió con un toro de escasa calidad. Ortega construyó una faena sobre la mano derecha, manteniendo siempre una postura compuesta y elegante. Sin embargo, el toro se debilitó rápidamente, truncando sus intentos de prolongar la serie. En el tercer toro, Ortega se enfrentó a un ejemplar difícil y, aunque mostró disposición y técnica, no pudo superar los retos presentados. En su último turno, realizó un quite de sevillanía y unos naturales hermosos, pero finalmente no obtuvo el reconocimiento deseado. Estos momentos ilustran la constante lucha de Ortega por destacar en circunstancias adversas.

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