La cocina mexicana es rica en sabores tradicionales que se han transmitido de generación en generación. Uno de los platos más emblemáticos es la sopa azteca, un manjar que combina ingredientes simples pero llenos de sabor. Este plato puede ser preparado con facilidad y rapidez, ofreciendo una experiencia culinaria inigualable para cualquier ocasión.
Para llevar a cabo esta receta, primero se deben preparar los componentes básicos del platillo. Las tortillas de maíz se cortan en tiras finas y se doran en aceite caliente hasta alcanzar un tono ámbar crujiente, lo que proporciona una textura irresistible. Por otro lado, el chile pasilla también se somete a un breve proceso de fritura para realzar su aroma y sabor. Mientras tanto, en una olla aparte, se hierve agua junto con jitomates, cebolla y ajo, que posteriormente se licuan junto con caldo de pollo y chipotle, creando así una base de sabor intenso y profundo.
Una vez listo el caldo, se vierte en una cacerola y se deja hervir durante unos minutos adicionales para que todos los sabores se fusionen armoniosamente. Después de sazonar con pimienta negra y sal, este exquisito caldillo está listo para ser servido. En el momento de presentarlo, se añaden toques finales como crema, queso panela, rodajas de chile frito y trozos de aguacate, creando un contraste visual y sensorial perfecto.
Esta receta no solo es una celebración de los sabores auténticos de México, sino también una invitación a disfrutar momentos especiales con familiares y amigos. Con un tiempo de preparación relativamente corto y una ejecución sencilla, la sopa azteca se convierte en una opción ideal para aquellos días en los que se desea deleitar a los comensales sin complicaciones. Además, al ser un plato económico y accesible, permite a todos experimentar la magia de la gastronomía mexicana en sus hogares.