El cineasta portugués Miguel Gomes nos invita a reflexionar sobre la naturaleza del séptimo arte. En su obra más reciente, Grand Tour, el director explora la esencia misma del cine, presentándolo como una experiencia personal y subjetiva que cada espectador construye desde su propia perspectiva. A través de esta película, que le valió el galardón de Mejor Director en Cannes, Gomes nos muestra un universo cinematográfico donde la libertad creativa se manifiesta en cada escena.
La trama de Grand Tour se inspira en una historia apócrifa encontrada en el libro de Somerset Maugham. La narrativa sigue a dos personajes cuyos caminos se entrelazan mientras viajan por el Oriente colonial. Sin embargo, lo que realmente destaca en esta obra es cómo las imágenes y los paisajes se funden para crear una experiencia cinematográfica única. Gomes combina tomas en blanco y negro con escenas capturadas durante su propio periplo por Asia, creando una mezcla fascinante entre ficción y realidad. El resultado es una exploración visual y emocional que desafía las convenciones del cine tradicional.
En última instancia, la obra de Gomes nos recuerda que el cine es una forma de expresión poderosa y transformadora. Al permitirnos construir nuestra propia interpretación, este tipo de cine nos invita a conectar con nuestras emociones más profundas y a redescubrir el mundo que nos rodea. Su enfoque poético y libre nos enseña que el verdadero valor del cine radica en su capacidad para evocar sentimientos universales a través de historias únicas. El cine, tal como lo concibe Gomes, nos ofrece no solo entretenimiento, sino también una oportunidad para reflexionar sobre la condición humana y nuestras propias experiencias vitales.