La temporada del Girona FC se encuentra en una fase crítica, marcada por dificultades deportivas y un ambiente tenso en el vestuario. Tras 33 jornadas, con apenas nueve triunfos sin considerar empates, el equipo catalán ocupa la decimosexta posición en la tabla clasificatoria. Esta situación ha generado preocupación tanto entre jugadores como cuerpo técnico. Sin embargo, el entrenador Míchel opta por enfocar las circunstancias desde una perspectiva positiva. A pesar del reciente tropiezo ante el Leganés, donde desperdiciaron una ventaja numérica prolongada, Míchel recalca que no se trata de puntos perdidos, sino de acercarse al objetivo principal de permanecer en la máxima categoría.
Quedan cinco compromisos decisivos para los catalanes, enfrentándose a equipos como Mallorca, Villarreal, Valladolid, Real Sociedad y Atlético de Madrid. Estos partidos serán cruciales para evitar el descenso, ya que solo cuatro rivales figuran por debajo de ellos en la tabla. Durante una entrevista, Míchel reconoció su frustración personal tras el partido contra el Leganés, revelando gestos de tensión como romper una botella contra el suelo y sufrir insomnio durante horas.
Este contraste respecto a la exitosa campaña anterior es notable. En esa ocasión, el Girona logró la tercera plaza, participando incluso en la Champions League, aunque con resultados decepcionantes en dicho torneo. El desgaste físico y mental derivado de esta experiencia continental parece haber impactado negativamente en su rendimiento actual.
Consciente de este panorama, Míchel busca gestionar la dinámica emocional del equipo mediante herramientas humanizadoras. Su enfoque se centra en recuperar la confianza de sus jugadores a través del diálogo abierto, la empatía y el apoyo mutuo. “Más allá de estrategias tácticas, mi prioridad ahora es cuidar su bienestar anímico”, expresó el entrenador.
Además, durante la presentación del proyecto Save Football, iniciativa encaminada a reducir la violencia en el fútbol base, Míchel destacó la importancia de controlar las expectativas externas. Según él, estas han sido una carga significativa para el equipo esta temporada.
En definitiva, la batalla del Girona no solo transcurre dentro del campo, sino también en el ámbito emocional y psicológico. Bajo la conducción de Míchel, el equipo intentará revertir su rumbo hacia la salvación, demostrando que aún queda esperanza en los momentos más difíciles.