El lanzamiento de "Emilia Pérez" ha desatado un intenso debate dentro del mundo cinematográfico francés. La película, dirigida por Jacques Audiard, ha sido objeto de críticas y controversias que van desde las reacciones de la prensa progresista hasta los comentarios sobre la representación cultural y las minorías. Este fenómeno refleja una tendencia recurrente en la recepción de las obras de Audiard, donde la línea editorial de los medios parece influir directamente en la percepción pública.
La película "Emilia Pérez" ha recibido opiniones diversas y a menudo contradictorias en la prensa francesa. Aunque algunos medios la han elogiado con moderación, otros han optado por ignorarla o criticarla severamente. Esta división refleja la complejidad de las relaciones entre el cineasta y los sectores más progresistas del periodismo, quienes parecen encontrarse en una encrucijada entre el orgullo nacional y sus propios ideales.
Carlos Loureda, crítico residente en Francia, señala que esta situación es típica del país: «Los medios defienden el cine nacional aunque no les guste». En este caso, la película protagonizada por Karla Sofía Gascón ha provocado una serie de reacciones inesperadas. Mientras que algunos medios como Cahiers du Cinéma le otorgaron una baja calificación, otros simplemente la omitieron de sus listas de mejores películas. Esta actitud silenciosa revela una tensión latente entre la crítica y el director, quien se ha convertido en un tema tabú dentro del panorama cinematográfico francés.
La polémica rodeando "Emilia Pérez" no se limita a la prensa; también ha afectado a la sociedad en general. Las críticas sobre la representación de la cultura mexicana y las declaraciones controvertidas de Audiard sobre el idioma español han añadido capas adicionales de conflicto. Además, el escándalo relacionado con Karla Sofía Gascón, quien fue abandonada públicamente por el director, ha exacerbado aún más la situación.
La reacción de la prensa progresista ante estas controversias ha sido notablemente cautelosa. Según Loureda, «se han quedado en estado de shock y eso, en Francia, se resuelve siempre igual: nos callamos y a ver qué pasa». El silencio informativo total contrasta con lo que se esperaría en un país conocido por sus libertades de expresión. Este comportamiento sugiere que los medios están aguardando los resultados de premios importantes, como los César y los Oscar, para determinar su postura final. En resumen, la figura de Audiard se ha convertido en un elefante en la habitación, y esta vez, es especialmente grande.