Hoy a mediodía, un colapso eléctrico sin precedentes dejó sumida en la oscuridad a gran parte de la Península Ibérica. Este incidente afectó principalmente a España, Portugal, Andorra y el sur de Francia, interrumpiendo el servicio eléctrico y paralizando sistemas esenciales como semáforos, telefonía móvil y alumbrado público. Afortunadamente, las islas Canarias y Baleares permanecieron indemnes. Horas después del inicio del apagón, el presidente Pedro Sánchez ofreció declaraciones tras una reunión de emergencia con su gabinete para abordar esta crisis.
El desastre comenzó cuando se detectó una inestabilidad significativa en el sistema eléctrico europeo, lo que provocó una interrupción masiva del suministro en toda la región ibérica y zonas cercanas de Francia. Tras el corte, la empresa Red Eléctrica Española activó sus protocolos de seguridad mientras el gobierno declaraba formalmente una situación de crisis eléctrica. Tres comunidades autónomas—Andalucía, Extremadura y Madrid—solicitaron medidas de nivel 3 de emergencia civil, recibiendo respaldo inmediato por parte del Ejecutivo central.
Los esfuerzos por restaurar el suministro ya mostraron avances positivos en algunas áreas gracias a conexiones internacionales con Francia y Marruecos, además del reinicio de plantas hidroeléctricas y ciclos combinados locales. Sin embargo, las causas exactas del fallo aún no han sido determinadas, aunque el gobierno ha instado a la población a evitar especulaciones y seguir únicamente canales oficiales para informarse.
A medida que los técnicos trabajan incansablemente para resolver el problema, las autoridades han pedido colaboración ciudadana mediante recomendaciones clave: limitar desplazamientos innecesarios, priorizar información oficial y utilizar dispositivos móviles de manera responsable, especialmente evitando saturar líneas telefónicas de emergencia salvo casos urgentes.
La respuesta coordinada entre países vecinos y el rápido restablecimiento del suministro en ciertas regiones demuestra la eficacia de los planes de contingencia establecidos previamente. Si bien las investigaciones sobre las causas del colapso continúan, queda claro que la unidad y cooperación internacional serán fundamentales para superar este desafío energético y garantizar la estabilidad futura del sistema eléctrico regional.