La Franja de Gaza es testigo de una creciente tragedia humanitaria, donde el hambre y la malnutrición están cobrando un precio devastador entre los más jóvenes. Desde el inicio de la intervención militar israelí, el número de infantes que han perecido a causa de la desnutrición ha escalado a un centenar, según los datos más recientes divulgados por la autoridad sanitaria palestina.
Este aumento significa que casi la mitad de los 210 fallecimientos totales atribuidos a la malnutrición en los últimos dos años son niños. Las recientes notificaciones de los hospitales gazatíes revelan cinco nuevas muertes por inanición en un solo día, dos de ellas de menores. Particularmente, el mes de julio ha marcado un incremento crítico en las defunciones relacionadas con la falta de alimentos, directamente vinculado a las severas restricciones impuestas a la asistencia humanitaria por Israel, que controla estrictamente todos los puntos de acceso al territorio.
La situación se tornó insostenible entre el 2 de marzo y el 19 de mayo, período durante el cual el bloqueo fue completo. Aunque actualmente existe un flujo limitado de ayuda, las organizaciones humanitarias insisten en que es completamente insuficiente para satisfacer las necesidades básicas de la población. Las autoridades israelíes reportaron la entrada de aproximadamente 1.900 camiones de asistencia entre el 3 y el 9 de agosto, lo que equivale a unos 270 camiones diarios. Sin embargo, esta cifra dista mucho de los 600 camiones requeridos diariamente para mitigar la crisis, según las estimaciones humanitarias.
Más allá de la desnutrición, la población de Gaza enfrenta la constante amenaza de los ataques. Un informe reciente del Ministerio de Sanidad de Gaza, difundido el pasado viernes, registró 38 víctimas fatales por ataques israelíes. Alarmantemente, 21 de estas personas perdieron la vida mientras intentaban obtener provisiones y ayuda vital en el territorio asediado. Desde el inicio de la ofensiva israelí, la cifra de heridos supera las 150.000 personas, añadiendo una capa más de sufrimiento a la ya calamitosa situación humanitaria.