Un hito en la paleogenómica redefine el estudio del ADN antiguo. Durante sus años de investigación en Dinamarca, una científica mexicana descubrió cómo avanzar en la reconstrucción genómica mediante técnicas innovadoras. Inicialmente, Marcela Sandoval Velasco analizaba muestras conservadas de animales antiguos como lobos y venados. Sin embargo, su búsqueda pronto se centró en un mamífero mucho mayor: el mamut lanudo. En colaboración con investigadores daneses y estadounidenses, desarrollaron un método denominado "Paleo Hi-C", que permite recuperar estructuras tridimensionales del genoma a partir de restos fosilizados.
Este proyecto revolucionario combinó tecnología punta con especímenes bien preservados. En 2018, una muestra excepcional de mamut proveniente de Siberia, con más de 52 mil años de antigüedad, demostró la efectividad del nuevo enfoque. La técnica llamada "vitrificación" ayudó a mantener intactas las moléculas genéticas durante miles de años, lo que permitió a los investigadores acceder a información previamente inalcanzable. Gracias a este avance, publicado en la prestigiosa revista Cell, ahora es posible estudiar no solo el ADN, sino también cómo interactuaban los genes en organismos extintos hace miles de años.
El impacto de esta investigación trasciende los límites del pasado. Según Sandoval, estas herramientas pueden aplicarse para comprender mejor las especies actuales cuyos hábitats están amenazados. Además, abre nuevas posibilidades para explorar colecciones museísticas con fines científicos. Aunque algunos medios han especulado sobre la "desextinción" de especies como el mamut, la autora principal subraya que el objetivo no es resucitar animales desaparecidos, sino preservar la biodiversidad actual y aprender del pasado para evitar futuras pérdidas.
Este descubrimiento marca un paso fundamental hacia una mayor comprensión de la vida en nuestro planeta. Más allá de la simple reconstrucción genética, nos invita a reflexionar sobre nuestra responsabilidad hacia la biodiversidad presente. Utilizar la ciencia para proteger lo que aún existe debe ser nuestra prioridad, honrando tanto al pasado como al futuro de la vida en la Tierra.