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Catástrofe Incendiaria Azota Zamora y Ourense: Más de 84,000 Hectáreas Devoradas por las Llamas
2025-08-15

La Península Ibérica se enfrenta a una de sus tragedias medioambientales más significativas de la última década, con las provincias de Zamora y Ourense en el epicentro de un infierno desatado. Una vorágine de fuego ha calcinado más de 84,000 hectáreas en estos territorios del norte de España. La lucha contra las llamas se intensifica ante la magnitud de la catástrofe, que ha transformado vastas extensiones de paisaje en cenizas y ha forzado la evacuación de miles de residentes. La situación, descrita como \"extrema\", pone de manifiesto la vulnerabilidad de las zonas rurales y la urgencia de medidas integrales para la prevención y gestión de incendios.

Devastadores Incendios Azotan el Noroeste Español

Durante la última semana, una serie de incendios forestales sin control ha provocado una emergencia sin precedentes en el noroeste de España, afectando gravemente a las provincias de Zamora y Ourense. El viernes por la madrugada, la situación se tornó aún más crítica cuando un frente de fuego proveniente de los montes gallegos, específicamente de A Mezquita en Ourense, cruzó la frontera hacia Zamora, desencadenando una fusión de llamas que ha devorado miles de hectáreas. En esta localidad orensana, 47 ancianos de una residencia fueron evacuados temporalmente, regresando a salvo el viernes por la tarde. Sin embargo, la amenaza persistente en Sanabria, Zamora, obligó a la evacuación de aproximadamente 1,700 personas de diversos municipios.

En la provincia de Ourense, nueve de los diez incendios activos de la Comunidad Autónoma concentran su ferocidad. Particularmente preocupante es el incendio de Chandrexa de Queixa, que, con 11,000 hectáreas reducidas a cenizas, está a punto de convertirse en el más extenso registrado en la historia de Galicia. A esta desoladora cifra se suman más de 31,000 hectáreas bajo amenaza, lo que ha llevado a decretar el nivel 2 de alerta en varias localidades. Aldeas como A Caridade han sufrido pérdidas irrecuperables, donde sus cerca de 50 habitantes lo han perdido absolutamente todo.

León y Zamora, dentro de Castilla y León, han sido las provincias más castigadas por la virulencia del fuego. La plataforma Inforcyl ha calificado la situación en toda la comunidad como \"extrema\". Actualmente, 23 incendios permanecen activos, 11 de ellos de nivel 2 y 6 de nivel 1 en la escala de gravedad potencial. Estos focos no se limitan a León y Zamora, extendiéndose con gran fuerza a otras provincias como Valladolid, Palencia y Ávila, generando una profunda preocupación regional.

El reciente regreso a sus hogares de los 60 vecinos evacuados de Palacios de Jamuz, León, ofreció un leve respiro, a pesar de que el fuego destruyó al menos 12 viviendas. Sin embargo, la atención en esta provincia se centra ahora en los municipios de Fasgar y Barnieda de la Reina, donde la preocupación es palpable. En algunas zonas, como Mozuelas, que afectó a casi 40,000 hectáreas con una capacidad de avance de hasta 4,000 hectáreas por hora, y Puercas, se reporta una evolución \"favorable\", infundiendo esperanza entre los equipos de extinción y la población. El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, informó que de las 7,800 personas evacuadas el jueves, solo 2,500 seguían fuera de sus casas el viernes por la mañana.

Ángel Sánchez, director técnico de extinción, destacó que durante la madrugada del viernes se logró contener posibles reactivaciones y frenar el avance de las llamas. Los esfuerzos del viernes se enfocaron en la estabilización de los incendios con el apoyo de medios terrestres y aéreos. Lamentablemente, seis personas continúan hospitalizadas con quemaduras graves: cinco en el Hospital Río Hortega de Valladolid (cuatro críticos y uno grave) y una en el Hospital de Getafe, cuya condición es favorable.

Desde una perspectiva periodística y personal, la magnitud de estos incendios es desgarradora. Ver cómo la naturaleza, nuestra aliada más grande, se convierte en un enemigo implacable, nos obliga a reflexionar sobre la urgente necesidad de implementar políticas de prevención más robustas y sostenibles. La \"España despoblada\", como se menciona en el informe, está pagando un precio demasiado alto. Esta tragedia no solo destruye bosques y hogares, sino que también erosiona el espíritu de comunidades enteras, dejando cicatrices que tardarán años en sanar. Es imperativo que, como sociedad, aprendamos de estos dolorosos eventos y reforcemos nuestro compromiso con la protección del medio ambiente y la seguridad de sus habitantes.

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