La relación entre las autoridades municipales de Madrid y la dirección de Aena ha vuelto a deteriorarse drásticamente, apenas dos meses después de haber sellado una tregua para abordar la problemática de las personas sin hogar que pernoctan en el aeropuerto de Barajas. Lo que se había presentado como un compromiso de cooperación con apretones de manos y promesas de entendimiento mutuo, se ha transformado en una abierta confrontación, agudizando la crisis humanitaria y social que afecta a decenas de individuos.
El punto de quiebre fue la determinación de Aena de desalojar a las personas sin techo de las instalaciones del aeropuerto, una acción unilateral que desató una andanada de recriminaciones. La entidad gestora aeroportuaria, en un comunicado, criticó la supuesta lentitud del Ayuntamiento de Madrid en la provisión de soluciones habitacionales, afirmando que se requerirían años para atender adecuadamente a todos los afectados. Esta declaración generó un profundo malestar en la administración madrileña. La alcaldesa en funciones, Inmaculada Sanz, acusó a Aena y al gobierno central de falta de voluntad para cumplir con los acuerdos pactados, calificando su actuar de inhumano y unilateral. Además, subrayó que la expulsión obstaculiza el censo de personas sin hogar que se había acordado previamente, poniendo en entredicho el compromiso de Aena. Desde el Ayuntamiento se destacó el refuerzo de los equipos de calle en Barajas y la apertura de un centro de emergencia con 150 plazas, defendiendo la implicación municipal frente a las acusaciones.
La situación ha escalado con la intervención de Borja Carabante, delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, quien tildó el comportamiento de Aena de \"desalmado\" por desalojar a estas personas, afectando el trabajo de los servicios sociales que buscaban establecer confianza y reubicarlos. Carabante enfatizó la necesidad de colaboración y lealtad institucional para resolver esta compleja cuestión. En medio de esta pugna política, las personas sin hogar quedan relegadas a un segundo plano, buscando refugio en los espacios menos visibles del aeropuerto, mientras el eco de las acusaciones resuena entre las administraciones.
Este conflicto es un claro recordatorio de que, en situaciones que afectan a los más vulnerables, la cooperación y el entendimiento son fundamentales. La búsqueda de soluciones conjuntas, basadas en la empatía y la responsabilidad compartida, no solo es un acto de humanidad, sino un pilar esencial para construir una sociedad más justa y solidaria, donde nadie quede desamparado frente a las circunstancias adversas.