Un conflicto ha estallado entre el equipo de "La Familia de la Tele" y el Consejo de Informativos de RTVE. Este enfrentamiento surge tras la decisión del programa de enviar a Marta Riesco para cubrir la elección papal, utilizando los recursos de la televisión pública. El Consejo expresó su malestar mediante un comunicado crítico hacia el tono y formato del programa, argumentando que no corresponden con los estándares esperados de una televisión pública durante eventos de importancia global. Desde "La Familia de la Tele", respondieron con humor e ironía, mostrando apoyo a Riesco y reafirmando su estilo peculiar de entretenimiento.
En una tarde cargada de tensión, en medio de la Plaza de San Pedro, Marta Riesco se convirtió en el centro de atención al ser enviada como reportera por "La Familia de la Tele". Este gesto provocó indignación en el Consejo de Informativos, quienes emitieron un comunicado categórico bajo el título "En defensa de la credibilidad de RTVE". Durante la transmisión, mientras Riesco entrevistaba monjas sobre el proceso papal, desde el plató, Aitor Albizua y otros colaboradores destacaron con sarcasmo el papel de Riesco como periodista seria. David Valldeperas, director del programa, también intervino en el debate, defendiendo el respeto hacia las religiones.
El Consejo de Informativos criticó duramente la utilización del micrófono oficial de RTVE para un evento informativo tan relevante, señalando que tanto los profesionales como los espectadores merecen ser tratados con mayor consideración. Frente a estas acusaciones, "La Familia de la Tele" optó por responder con gestos simbólicos, ofreciendo efusivos saludos a Riesco durante la conexión en vivo, demostrando así su respaldo.
Como consecuencia de este desacuerdo, RTVE ajustó su programación, retrasando series como "Valle Salvaje" y "La Promesa" para adaptarse mejor al horario del magacín, lo que sugiere posibles tensiones internas relacionadas con audiencias y estrategias editoriales.
Desde una perspectiva periodística, este caso refleja la constante lucha entre el entretenimiento y el periodismo serio dentro de las cadenas públicas. Pone en evidencia la necesidad de encontrar un equilibrio entre ambos enfoques, asegurando que los programas de entretenimiento no comprometan la imagen profesional de la institución. Para los espectadores, esta controversia subraya la importancia de mantener altos estándares éticos y profesionales en todas las producciones televisivas, especialmente cuando se trata de eventos de gran relevancia internacional.