Los quesos de pasta dura son la joya de la tabla. Algunos de los más famosos incluyen el Queso Manchego, de leche de oveja y sabor potente; el Idiazábal ahumado, un curado del país Vasco y Navarra; el Queso de Mahón, similar al Manchego pero de leche de vaca; y el Roncal, un queso Navarro espectacular hecho con leche de oveja.
Además, el Parmigiano Reggiano, el queso Italiano más famoso del mundo, es ideal para pasta. Y el Comté francés, un amante de los quesos ahumados, es una maravilla caída del cielo con textura densa y granulosa.
En la categoría de quesos de pasta blanda, tenemos el Torta del Casar, un queso extremeño con sabor fuerte; el Afuega’l pitu, un queso asturiano picante; el Brie francés, uno de los expertos en queso blandos; y el Camembert, un clásico que no puede faltar en ninguna tabla.
Además, el Reblochon es nuestro queso blando preferido, con sabor rico y espectacular. Y el Gorgonzola, un queso azul cremoso de leche de vaca perfecto para untar.
Los quesos azules son una delicia. El Cabrales, el queso azul asturiano conocido por todos, es algo picante y maravilloso. Y el Valdeón de los Picos de Europa, nuestro azul preferido, tiene un toque picante y debe estar en tu tabla.
Además, el Roquefort, el primo hermano del Cabrales, es algo más suave pero con mucho sabor. Y el Stilton, un queso inglés espectacular con sabor fuerte y textura cremosa.
Calcula como unos 100-120 gramos por persona de quesos en total. Por ejemplo, si tienes 10 personas, cada queso debe pesar 250 gramos para un total de 1 kilo de queso.
Piensa que debe ser una tabla para combinar con más aperitivos, ya que los quesos llenan mucho.
Para los quesos curados o de pasta dura, como el Manchego o el Comté, se deben cortar en cubitos o triángulos para que sean fáciles de comer. Para los quesos semicurados, como el Edam, se pueden cortar en rodajas finas o en cuñas.
Para los quesos cremosos, como el Brie y el Camembert, se deben cortar en cuñas, rodajas o triángulos, dejando la corteza para que la gente pueda disfrutarla. Y para los quesos azules, como el Cabrales o el Gorgonzola, se deben cortar en bloques pequeños.
Comenzamos con los quesos suaves, como el Brie o el Camembert, para crear una transición normal antes de probar los quesos más fuertes. Luego, ponemos los quesos semicurados y curados, como el Manchego o el Gruyère. Y finalmente, los quesos azules, como el cabrales y el Valdeón de los picos.
Para que no se mezclen los sabores, pon palillos para que sean de un solo uso.
Las guarniciones nos ayudan a decorar la tabla y a maridar con los sabores de los quesos. Las frutas frescas, como las uvas, manzanas y peras, son perfectas para bajar el sabor de los quesos más fuertes. Los frutos secos, como almendras, nueces y pistachos, dan un toque crujiente. Las mermeladas, como la de fresas o moras, realzan los sabores de los quesos azules.
Y sin duda, el pan o las galletitas saladas son lo mejor para acompañar los quesos.