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De un puesto en Ibiza al éxito mundial: La increíble travesía de Charo Ruiz en la moda
2025-08-01

La historia de la moda española está salpicada de figuras extraordinarias, y entre ellas, resplandece con luz propia la trayectoria de Charo Ruiz. Una sevillana, nacida en Marchena en 1948, que llegó a las costas de Ibiza en los años setenta, cuando la isla era un santuario de la cultura hippie. Lo que comenzó como un modesto puesto de camisetas en un mercadillo ha evolucionado, a través de décadas de dedicación y visión, hasta convertirse en una firma de moda de alcance global, con una presencia destacada en el competitivo mercado de Estados Unidos. Su ascenso no es solo el relato de una empresaria, sino la crónica de cómo la autenticidad y un patronaje impecable pueden trascender fronteras, consolidándose como un referente en la industria.

El legendario ascenso de Charo Ruiz en la escena global de la moda

El fascinante viaje de Charo Ruiz, una emblemática diseñadora, se teje a lo largo de medio siglo, partiendo de los vibrantes mercadillos de Ibiza hasta los sofisticados escaparates de Nueva York. Este relato de persistencia y creatividad se inicia en el idílico verano de 1970, cuando Charo, junto a Eduardo, el padre de sus hijos, emprendió una aventura empresarial en un humilde chiringuito en Ses Salines, una pintoresca playa de Ibiza. Esta primera incursión, aunque modesta, fue el crisol donde se forjarían las bases de su futuro imperio.

La verdadera metamorfosis de su carrera comenzó en el efervescente mercadillo de Es Canar, también conocido hoy como el \"True Hippy Market\" en Santa Eulalia. Fue en este enclave, saturado de energía y diversidad, donde Charo desplegó su ingenio. Inspirada por el espíritu libre de la isla, concibió una línea de pantalones de estilo indio, con cuerdas, y camisetas teñidas que, a diferencia de las tradicionales, exhibían un audaz \"Ibiza en grande\". Estas prendas, elaboradas en algodón ligero y en una paleta de colores vibrantes, se convirtieron rápidamente en un fenómeno, volando de su improvisado burro de caña. A partir de 1977 y hasta 1984, el puesto de Charo Ruiz se erigió como un faro de la moda, consolidando una clientela fiel y un ambiente festivo con paellas semanales y música en vivo.

Con el paso del tiempo, la visión de Charo trascendió las fronteras del mercadillo. De la mano de su hija Paloma, actual CEO de la empresa, y su hijo Pablo, la marca se embarcó en la creación de colecciones más estructuradas, presentándolas en prestigiosas ferias de moda en Barcelona, Madrid, París y Milán. Un hito crucial ocurrió en 1995, cuando la icónica Smilja Mihailovitch, creadora de la moda Adlib, invitó a Charo a participar en la Pasarela Adlib. Este desfile catapultó su nombre a la portada de los principales periódicos, en parte gracias a la notable presencia de José María Aznar, entonces en la antesala de la presidencia del gobierno.

A pesar de la prominencia del blanco en la moda Adlib, Charo Ruiz se mantuvo fiel a su paleta de colores intensos: naranjas, verdes y azules vibrantes. Esta singularidad, combinada con su inigualable \"patronaje\" –un término que evoca la maestría en el diseño y la confección– le granjeó el fervor de sus clientas. La década de los noventa, con el auge de las grandes cadenas de moda, representó un desafío, llevando al cierre de muchos de sus 300 puntos de venta en España. Sin embargo, el destino tenía un plan aún más ambicioso.

Fue en su tienda de Ibiza donde un comprador neoyorquino, cautivado por sus diseños, sugirió a un prestigioso showroom de Nueva York que conociera la marca Charo Ruiz. Este encuentro fortuito desató un idilio transatlántico, transformando a Estados Unidos en el mercado prioritario de la firma, con Miami como una de sus plazas más exitosas. Otros mercados internacionales, como Francia, Italia y Arabia Saudita, también han abrazado sus creaciones con entusiasmo.

En un movimiento estratégico en 2024, la sede central de Charo Ruiz se trasladó a una imponente nave de 1.500 metros cuadrados en el Polígono Montecristo, en la carretera de San Antonio. Este nuevo centro, que incluye un vasto estudio fotográfico, simboliza la expansión y el éxito continuo de la empresa. Complementando esta infraestructura, la marca cuenta con un centro logístico de 350 metros cuadrados en Badalona, un almacén en Estados Unidos y cinco tiendas propias estratégicamente ubicadas: dos en Ibiza, una en Madrid, otra en el Gran Meliá Don Pepe de Marbella y una más en Puerto Banús.

Anualmente, la firma lanza seis colecciones de verano y una de invierno, generando una facturación superior a los 10 millones de euros. Sus prendas, como el atemporal vestido de voile de 30 años, que \"cae como si estuviera recién comprado\", o el icónico modelo \"Joya\", casi íntegramente de guipur, son testimonio de su calidad y atractivo duradero. La guipur, un tejido que Charo confiesa que \"le encontró a ella\", se ha convertido en un sello distintivo, amado por clientas de todas las nacionalidades, especialmente las alemanas, que aprecian la complejidad de sus encajes. La inconfundible estética de Charo Ruiz ha cautivado incluso a figuras de la talla de Beyoncé y Chiara Ferragni, quienes han sido vistas luciendo sus diseños.

Curiosamente, antes de sumergirse en el mundo del diseño, Charo Ruiz fue modelo. En la década de los setenta, un curso de modelaje en Barcelona le abrió las puertas a una exitosa carrera que la llevó a recorrer el mundo, posando para marcas de lencería y trajes de baño en Japón, México, Miami y Beirut. Fue durante uno de estos viajes, para la firma Melocotón, cuando Charo quedó cautivada por la magia de Ibiza. Enamorada de la isla y de un carismático universitario brasileño, Eduardo, decidió cambiar las pasarelas de Barcelona por una vida de creatividad y emprendimiento en las Pitiusas, un camino que ha labrado un legado perdurable en la moda.

La trayectoria de Charo Ruiz es un recordatorio inspirador de cómo la pasión, la dedicación y una visión inquebrantable pueden transformar un sueño modesto en un verdadero fenómeno global. En un mundo donde las tendencias son efímeras, su compromiso con la calidad, el patronaje y el color ha asegurado un lugar prominente para su marca. Su historia resalta la importancia de la autenticidad y la persistencia en el complejo universo de la moda, demostrando que el verdadero éxito radica en permanecer fiel a la propia esencia, adaptándose sin perder la identidad. Un legado que perdurará por generaciones.

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