Culturas
El Adiós Privado a un Icono Literario
2025-04-15

En una ceremonia discreta y conforme a sus deseos, las cenizas del destacado autor peruano Mario Vargas Llosa fueron incineradas en un acto familiar. Este lunes, el premio Nobel de Literatura 2010 fue despedido por sus seres queridos en un lugar militar de Chorrillos, trasladado desde su residencia en Barranco, Lima. Acompañados por una atmósfera íntima y respetuosa, sus tres hijos recibieron las urnas que contienen los restos del insigne escritor, mientras su esposa Patricia Llosa aguardaba afuera. Este evento marcó el cierre de una vida dedicada a la literatura, dejando huella imborrable en América Latina y más allá.

El fallecimiento repentino de Vargas Llosa a los 89 años ocurrió menos de 24 horas antes del traslado de su cuerpo. Desde tempranas horas, un vehículo funerario salió escoltado por familiares y periodistas hacia el crematorio militar en el sur de Lima. Durante el trayecto, se pudo observar el ataúd de madera oscura a través de las ventanas del coche. La ceremonia, breve pero emotiva, reflejó el carácter reservado del escritor, quien siempre valoró la sencillez incluso en sus momentos finales.

Álvaro Vargas Llosa, primogénito del autor, expresó públicamente la decisión familiar de mantener este proceso en privado. En nombre de todos los herederos, solicitó respetuosamente a los medios y al público evitar intrusiones durante este tiempo de duelo. “Hemos acordado llevar este trance con la mayor intimidad posible”, declaró Álvaro, subrayando cómo la familia eligió velar al patriarca en su hogar, lejos de cualquier exposición pública. Esta elección no solo honra los deseos del difunto sino también su legado de autenticidad y humildad.

Más allá del ámbito familiar, figuras políticas y sociales rindieron homenaje al ilustre escritor. La presidenta peruana Dina Boluarte visitó personalmente la casa de Vargas Llosa acompañada por miembros de su gabinete. Al recibir un ramo de rosas blancas enviado por la mandataria, Álvaro Vargas Llosa compartió un abrazo significativo, simbolizando el reconocimiento nacional hacia uno de sus grandes pensadores. Además, numerosas coronas decoraron la residencia, evidenciando el aprecio generalizado hacia su figura.

Con esta ceremonia íntima y cargada de emoción, Perú despide a uno de sus pilares culturales. La memoria de Mario Vargas Llosa perdurará no solo en sus obras maestras, sino también en el ejemplo de vida que dejó para generaciones futuras. Su partida marca el final de una era, pero su influencia seguirá inspirando a lectores y escritores alrededor del mundo.

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