Con la hipótesis del envenenamiento ganando terreno, los expertos forenses han comenzado a descartar teorías previas mientras profundizan en las evidencias recopiladas. Los celulares de las víctimas, así como otros elementos encontrados en el lugar, se han convertido en piezas clave para reconstruir lo sucedido aquella fatídica tarde.
Los dispositivos móviles de las menores no solo contienen mensajes e imágenes, sino también registros de aplicaciones y actividades que pueden arrojar luz sobre sus últimas horas. Investigadores especializados en ciberdelitos analizan minuciosamente cada dato almacenado, buscando patrones o interacciones sospechosas.
Además de las comunicaciones habituales, se exploran posibles contactos externos o accesos a contenido prohibido. Esta fase inicial de análisis busca determinar si alguna acción digital pudo haber facilitado el acceso a sustancias peligrosas o información comprometedora.
Medicina Legal ha llevado a cabo estudios toxicológicos avanzados que van más allá de las drogas convencionales. Algunas sustancias sintéticas raras, difíciles de detectar con pruebas estándar, están siendo evaluadas como posibles causantes de los síntomas presentados por las niñas.
Estos análisis incluyen muestras de tejidos, fluidos corporales y restos encontrados en el apartamento. Cada resultado obtenido se compara con bases de datos internacionales para identificar cualquier agente químico desconocido hasta ahora en casos similares.
Las declaraciones de testigos presenciales, familiares y amigos cercanos proporcionan contexto vital para entender el entorno en el que se movían las víctimas. Detalles aparentemente insignificantes, como cambios repentinos de humor o conducta, adquieren relevancia cuando se relacionan con hechos posteriores.
Por otro lado, las conversaciones mantenidas entre las niñas antes del incidente pueden ofrecer pistas sobre posibles preocupaciones o temores que no compartieron abiertamente. Expertos en psicología infantil colaboran en este aspecto para interpretar adecuadamente dichas interacciones.
Videos capturados dentro del apartamento durante el tiempo que las niñas pasaron allí son analizados frame por frame. Cualquier movimiento, objeto o persona visible en las grabaciones es revisado con lupa, buscando anomalías o indicios de actividad sospechosa.
Otros materiales recolectados, como envases de alimentos o bebidas, también están siendo sometidos a exámenes rigurosos. Incluso pequeños residuos adheridos a estos objetos podrían contener rastros de toxinas u otras sustancias relevantes para el caso.