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El Legado de Opacidad en México
2025-04-15

En una nación donde la transparencia debería ser el pilar fundamental, un vacío informativo se ha establecido como característica distintiva. Desde la disolución del Instituto Nacional de Acceso a la Información, las solicitudes oficiales han quedado en suspenso, dejando al público sin acceso crucial a datos que afectan directamente su vida cotidiana. Este cambio refleja una tendencia histórica hacia la opacidad gubernamental, cuyas raíces se remontan a decisiones pasadas que priorizaron intereses políticos sobre la apertura pública.

Un País Envuelto en Sombras

En medio de un clima político cargado, el gobierno actual enfrenta críticas por mantener prácticas heredadas de administraciones anteriores. En abril de 2025, tras la extinción de un organismo clave para la transparencia, se anunció la suspensión temporal de las solicitudes de información oficial. Este paso coincide con una postura histórica de resistencia a revelar datos sensibles, tal como ocurrió durante la gestión anterior, cuando ciertos proyectos estratégicos y acuerdos internacionales fueron clasificados hasta fechas lejanas.

La Secretaría Anticorrupción reforzó esta medida al declarar que todas las peticiones relacionadas con la protección de datos personales quedarían canceladas indefinidamente. Mientras tanto, surgen promesas ambiguas sobre nuevas iniciativas bajo nombres como "Transparencia para el Pueblo". Sin embargo, estas propuestas no logran disipar las dudas sobre cifras fundamentales, como las desapariciones forzadas, que carecen de registros precisos en México.

Desde su primera incursión en la política local, ciertas figuras destacadas han preferido ocultar información clave. Durante su liderazgo en la Ciudad de México, se mantuvieron secretos proyectos urbanísticos durante más de una década. Posteriormente, en el ámbito presidencial, se blindaron detalles sobre iniciativas emblemáticas y relaciones diplomáticas, argumentando razones de seguridad nacional o estabilidad económica.

Con cada decisión, México retrocede en rankings internacionales de transparencia, encontrándose ahora en niveles comparables a países africanos con historiales notorios de corrupción.

Esta situación plantea preguntas inevitables: ¿Es posible reconciliar los principios de transparencia con intereses políticos? ¿Cómo puede un país avanzar si ignora su propia realidad?

Como periodista, es preocupante observar cómo la falta de acceso a la información perpetúa ciclos de incertidumbre y desconfianza. Para superar este legado de opacidad, urge una transformación cultural que valore la verdad como base para construir sociedades justas y democráticas.

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