Desde sus orígenes, el Misterio de Elche ha sido un reto para quienes intentan darle forma artística. Manuel Gutiérrez Aragón y Pablo Mas Serrano, ambos con vínculos personales y emocionales hacia esta ceremonia, decidieron enfrentar juntos este desafío cinematográfico. Para Mas Serrano, cuya vida ha estado marcada por su participación activa en el Misteri d’Elx, este proyecto representa una oportunidad única de fusionar arte y fe. Por otro lado, Gutiérrez Aragón, quien durante años ha asistido como espectador devoto, encontró en este trabajo un medio para expresar lo inexpresable.
Lo que comenzó como una conversación sobre gastronomía local —un arroz con costra— derivó en un diálogo profundo acerca de cómo abordar visualmente algo que parece resistirse a cualquier encuadre. Inspirados por filósofos como Kant, estos cineastas concluyeron que tal vez la mejor manera de representar lo irrepresentable es precisamente intentarlo, sabiendo que fallará pero revelando belleza en ese esfuerzo contradictorio.
“La Festa” surge como un homenaje a esta tradición milenaria, pero también como una reflexión contemporánea sobre su significado cultural y espiritual. La película no se limita a mostrar lo que ocurre dentro de las paredes de la Basílica de Santa María; explora todo lo que rodea al evento, desde los preparativos meticulosos hasta las historias humanas que lo sustentan. Esta aproximación holística permite al espectador entender no solo qué sucede, sino por qué sigue siendo relevante hoy en día.
Uno de los aspectos más fascinantes del documental es cómo capta detalles que normalmente pasan desapercibidos. Desde el cuidadoso ajuste de sogas hasta las miradas intensas de los niños que interpretan vírgenes, cada escena está cargada de simbolismo y emoción. Además, la música juega un papel crucial, combinando estilos que van desde el medieval hasta el barroco, creando una atmósfera única que transporta al espectador a otra época.
Para comprender completamente el valor del Misterio de Elche, es necesario remontarse a su origen en el siglo XV. Según expertos, esta representación es considerada un "yacimiento arqueológico vivo", donde diferentes épocas se superponen sin conflicto alguno. Comienza con melodías simples que evolucionan gradualmente hacia complejas polifonías, reflejando el paso del tiempo y la permanencia de ciertos elementos fundamentales.
Este legado histórico adquiere especial importancia cuando se analiza bajo la luz del Concilio de Trento, que prohibió la mayoría de las representaciones teatrales dentro de los templos religiosos. Sin embargo, el Misteri fue eximido debido a su singularidad y valor cultural. Hoy en día, sigue siendo un testimonio viviente de cómo la tradición puede adaptarse al presente sin perder su esencia original.
Gutiérrez Aragón destaca cómo la celebración de la muerte en el Misterio de Elche conecta profundamente con otros aspectos de la cultura española, como la tauromaquia. Ambas practicas giran en torno a la idea de confrontar y vencer la muerte, transformándola en algo digno de ser celebrado. Esta perspectiva única ofrece al espectador una nueva forma de entender fenómenos aparentemente opuestos.
En última instancia, “La Festa” no solo es un documental sobre una tradición específica; es una invitación a reflexionar sobre nuestras propias concepciones de la vida, la muerte y lo divino. Al igual que Schopenhauer distinguía entre lo cognoscible y lo nouménico, este documental nos recuerda que algunas experiencias trascienden las palabras y las imágenes, dejando solo la reverencia ante lo desconocido.