El destacado escritor Eduardo Mendoza ha sido galardonado con el Premio Princesa de Asturias de las Letras, un honor que lo encuentra después de décadas dedicadas a la literatura. En una rueda de prensa celebrada en la Biblioteca Jaume Fuster apenas horas después de recibir la noticia, Mendoza compartió reflexiones sobre su trayectoria y cómo sus obras han evolucionado junto con las transformaciones de Barcelona, su ciudad natal. Con un estilo caracterizado por su humor pícaro y respetuoso, el autor ha contribuido significativamente al renacimiento del género humorístico en la literatura española. Su obra, que abarca novelas, ensayos y teatro, refleja tanto su conexión personal con Barcelona como su perspectiva sobre temas contemporáneos, incluyendo los desafíos políticos y culturales que enfrenta Cataluña.
Con más de cincuenta años de carrera literaria, Eduardo Mendoza ha dejado una huella imborrable en el panorama literario español. Este reconocimiento llega justo cuando celebra medio siglo desde la publicación de su primera novela, La verdad sobre el caso Savolta. Aunque su debut fue una obra seria, pronto exploró territorios más ligeros con El misterio de la cripta embrujada, donde introdujo un tono humorístico que revitalizó un género antes marginado. Mendoza describe este cambio como arriesgado, pero crucial para su desarrollo artístico. Su vinculación con Barcelona es evidente en muchas de sus creaciones, especialmente en su última novela, donde retrata críticamente el impacto del turismo masivo en la ciudad.
Además de ser un narrador prolífico, Mendoza también se ha destacado como voz moderadora durante momentos tensos en la historia reciente de Cataluña. En 2017, escribió un ensayo breve pero incisivo titulado ¿Qué está pasando en Cataluña?, destinado a proporcionar claridad a un público internacional confundido por los acontecimientos locales. Hoy, ante preguntas sobre el Pacto Lingüístico firmado por Salvador Illa, el autor reitera su deseo de paz y convivencia, priorizando tradiciones culturales compartidas como las corridas de toros y el fútbol.
Mendoza no solo representa su propia generación de escritores, sino también un tributo a aquellos compañeros ya fallecidos, como Vázquez Montalbán o Juan Marsé. Considera este premio como colectivo, un homenaje a quienes transformaron la narrativa española incorporando nuevos géneros y estilos. A pesar de haber alcanzado los ochenta años, afirma sin ironía que seguirá escribiendo, demostrando que aún tiene mucho que ofrecer a sus lectores.
Este prestigioso galardón no solo subraya el talento excepcional de Eduardo Mendoza, sino que también celebra su capacidad para conectar con audiencias diversas mediante historias llenas de humor y profundidad. Su legado continuará inspirando nuevas generaciones de escritores mientras sigue expandiendo su universo creativo.