El reconocido actor estadounidense Robert De Niro utilizó su discurso al recibir la Palma de Oro honorífica en el Festival de Cannes para criticar abiertamente las políticas culturales del presidente de los Estados Unidos. Denunció recortes en financiación a las artes y un arancel del 100% sobre películas extranjeras, argumentando que estas medidas atentan contra la democracia cultural global. Además, destacó la importancia de resistir ante el autoritarismo mediante acciones pacíficas pero decididas.
Durante el evento inaugural del festival, De Niro subrayó cómo la lucha por la democracia afecta no solo a su país, sino también a todo el mundo. Su intervención se suma a otras declaraciones políticas realizadas durante este año, incluyendo manifestaciones en contra del genocidio en Gaza firmadas por figuras prominentes del cine mundial.
En su intervención inicial, De Niro conectó la crisis política actual con la esencia misma de las artes. Argumentó que la creatividad, al ser inclusiva y diversa, constituye una amenaza para quienes buscan control totalitario. Este mensaje resonó profundamente entre los asistentes, marcando el inicio de un festival cargado de significados políticos.
Desde su posición como uno de los actores más influyentes de su generación, De Niro explicó que las artes son intrínsecamente democráticas porque reúnen personas de distintos orígenes bajo una causa común: la expresión libre. Expresó preocupación por el impacto negativo que tendría un arancel tan alto en la industria cinematográfica internacional, advirtiendo que poner barreras comerciales equivaldría a limitar el intercambio cultural esencial para el progreso humano. Con palabras simples pero poderosas, instó a todos los amantes de la libertad a organizarse y protestar contra tales medidas restrictivas.
De Niro amplió su razonamiento al señalar que esta batalla no pertenece únicamente a los estadounidenses, sino que concierne al conjunto de la humanidad. Instó a actuar con urgencia pero sin violencia, sugiriendo que la verdadera fuerza radica en la unidad y determinación compartida.
Continuó desarrollando su argumento al recordar que la cultura trasciende fronteras nacionales, formando parte integral de nuestra identidad colectiva. Afirmó que permitir que intereses económicos o políticos limiten este ámbito sería catastrófico para la sociedad global. Propuso que durante los días del festival, celebraran el arte como símbolo de resistencia y esperanza, promoviendo valores universales como la libertad, igualdad y fraternidad. También pidió participación activa en procesos electorales como medio para influenciar cambios positivos hacia un futuro más inclusivo y justo.