Este postre emblemático, que marca el final de las celebraciones navideñas en España, ha experimentado un notable aumento en su consumo. Se espera que los españoles disfruten de alrededor de 30 millones de unidades este año. Aunque se asocia principalmente con la mañana del Día de Reyes, su popularidad se extiende más allá de esta fecha. Las sorpresas ocultas dentro del roscón, como la figura y la haba, guardan una rica historia que se remonta a la Antigua Roma, donde estas tradiciones tenían significados muy distintos.
El roscón se ha convertido en un elemento indispensable en las mesas de los hogares españoles durante las primeras semanas del año. Este dulce no solo es apreciado por su sabor exquisito, sino también por su importancia cultural. La demanda ha aumentado considerablemente en comparación con años anteriores, convirtiéndose en un favorito que se consume incluso antes del día oficial de Reyes. Su presencia en supermercados y pastelerías comienza mucho antes de la temporada festiva, reflejando su creciente popularidad.
Los datos recogidos por la Asociación Española de la Industria de Panadería indican que el roscón ya forma parte de las celebraciones desde noviembre, extendiéndose hasta principios de enero. Esta tendencia muestra cómo este dulce ha trascendido sus orígenes y se ha consolidado como uno de los productos más esperados durante las fiestas. Además, su versatilidad en cuanto a rellenos y adornos lo hace aún más atractivo para todos los gustos, manteniendo viva la emoción de encontrar una sorpresa en cada mordida.
Más allá de ser un simple postre, el roscón tiene raíces profundas en la historia europea. Su origen se encuentra en la Antigua Roma, donde era una torta redonda con ingredientes básicos como dátiles, miel e higos. Con el tiempo, esta preparación evolucionó hasta convertirse en el bollo dulce que conocemos hoy, lleno de rellenos variados y coronado con frutas confitadas. El tamaño y la complejidad de su elaboración han cambiado significativamente, pero la tradición de incluir una sorpresa permanece intacta.
Inicialmente, la sorpresa en el roscón tenía un propósito simbólico. En la Antigua Roma, quien encontrara la haba era nombrado "Rey de Reyes" por un día, representando suerte y prosperidad. Esta costumbre se fusionó con las celebraciones cristianas, adoptando nuevos significados. Hoy en día, la haba implica pagar el roscón y organizar la próxima reunión familiar, mientras que encontrar la figura de un rey sigue augurando buena fortuna. Así, el roscón no solo es un dulce, sino también un nexo entre pasado y presente, uniendo generaciones a través de una tradición que perdura a lo largo del tiempo.