La selección española de waterpolo masculino ha conseguido su cuarto título mundial, culminando una campaña excepcional con una victoria emocionante sobre Hungría. Este logro histórico se vio embellecido por la emotiva despedida del capitán Felipe Perrone, quien selló el triunfo con un gol decisivo en los momentos finales del encuentro. El equipo demostró una fortaleza mental admirable, superando un difícil tercer cuarto y exhibiendo un juego colectivo brillante, con actuaciones estelares que auguran un futuro prometedor para el waterpolo español.
La selección española de waterpolo masculino se alzó con la corona mundial en un emocionante encuentro contra Hungría, un partido que quedará grabado en la memoria por su intensidad y el dramático desenlace. Este histórico triunfo marca el cuarto título mundial para España en esta disciplina, consolidando su posición como una potencia global. Lo que hizo esta victoria aún más especial fue el emotivo adiós de Felipe Perrone, el experimentado capitán, quien, a pesar de una fase de grupos discreta en términos de anotaciones, emergió como figura clave en la final. Su gol trascendental en el último cuarto no solo aseguró el campeonato, sino que también le brindó una despedida soñada, bañada en oro y reconocimiento.
El equipo español, bajo la dirección de David Martín, superó un tercer cuarto adverso, una fase del juego que en ocasiones anteriores había representado un desafío. Sin embargo, en esta ocasión, la resiliencia y la determinación del conjunto fueron inquebrantables. Perrone, con su veteranía y liderazgo, supo manejar la presión, buscando inteligentemente faltas para consumir el tiempo y, finalmente, aprovechando una oportunidad inmejorable para anotar. Este gol, que puso el marcador 15-12, fue el broche de oro a una trayectoria ejemplar. Acompañando a Perrone, jóvenes talentos como Bernat Sanahuja y Álvaro Granados brillaron con luz propia, anotando cinco goles cada uno y desequilibrando la balanza a favor de España. Detrás de ellos, el portero Unai Aguirre fue un muro infranqueable, frustrando los intentos ofensivos de la potente Hungría, demostrando que la combinación de experiencia y juventud es la fórmula del éxito.
El partido por el título mundial de waterpolo entre España y Hungría fue un verdadero espectáculo de estrategia y habilidad. El primer cuarto culminó en un empate 5-5, reflejando la paridad inicial entre ambos contendientes. Sin embargo, en el segundo período, España ajustó su defensa y elevó su nivel ofensivo, permitiendo a Hungría anotar un solo gol mientras Bernat Sanahuja y Alberto Munárriz contribuían con dos tantos cruciales, otorgando a España una ventaja marginal de 7-6 al descanso. La resiliencia española fue puesta a prueba en el tercer cuarto, donde Hungría, liderada por Gergely Burian y Vince Vigvari, logró tomar la delantera por primera vez, estableciendo una diferencia de dos goles. A pesar de este revés temporal, el equipo de David Martín mantuvo la calma y, gracias a los goles de Álvaro Granados y Felipe Perrone, logró cerrar el período con una mínima desventaja de un gol.
El último cuarto fue una demostración de la superioridad y la determinación española. Bernat Sanahuja y Álvaro Granados una vez más tomaron la iniciativa, revirtiendo el marcador a 11-10. Aunque Hungría logró un empate momentáneo, la ofensiva española, con goles de Alberto Munárriz, Granados y Unai Biel, estableció una ventaja decisiva de 14-11. Finalmente, el capitán Felipe Perrone sentenció el partido con un tanto que elevó el marcador a 15-12, consolidando la victoria española por 15-13. Este triunfo no es solo un logro aislado; es el resultado de un proceso de cohesión y mejora continua del equipo. Con la excepción de una única novedad en la plantilla, el grupo que compitió en este Mundial es prácticamente el mismo que disputó los Juegos Olímpicos de París. Esta continuidad, sumada al talento emergente y la experiencia de veteranos, sugiere que España seguirá cosechando éxitos en el waterpolo internacional.