En las celebraciones navideñas, cada familia tiene sus propias costumbres y platos especiales que preparan año tras año. En el caso de Joaquín Prat, un reconocido presentador de televisión español, su mesa navideña se distingue por un peculiar manjar nórdico: el lutefisk. Este plato tradicional de los países escandinavos ha encontrado su lugar en España gracias a Marianne Sandberg, madre del presentador y oriunda de Dinamarca. Aunque no es fácil de preparar, el lutefisk se ha convertido en una parte integral de las fiestas familiares de los Prat.
En la acogedora atmósfera de las fiestas decembrinas, la casa de Joaquín Prat se llena de aromas exóticos procedentes de Escandinavia. Cada año, este plato de bacalao desalado se presenta en la mesa familiar, traído desde las tierras danesas por Marianne Sandberg, quien introdujo esta singular tradición en su hogar español. Aunque Joaquín no participa directamente en la elaboración del lutefisk, reconoce su importancia en las festividades.
El proceso de preparación del lutefisk es laborioso pero fascinante. Consiste en desalar el bacalao durante varios días, cambiando el agua diariamente para eliminar toda la sal. Posteriormente, el pescado se somete a un tratamiento con sosa cáustica antes de ser cocinado. La receta tradicional recomienda asarlo en el horno y servirlo con puré de guisantes, beicon, patatas asadas y una salsa blanca cremosa. Sin embargo, la versatilidad del lutefisk permite adaptarlo a diversos gustos y métodos culinarios.
Desde bacalao al horno con patatas hasta versiones confitadas con tomates secos, las variaciones son infinitas y ofrecen una experiencia gastronómica única durante las fiestas navideñas.
Para los miembros de la familia Prat, el lutefisk no solo es un plato especial, sino también un vínculo cultural que une generaciones y continentes. Esta tradición refleja cómo las influencias internacionales pueden enriquecer nuestras celebraciones más queridas, creando momentos memorables en torno a la comida.
Como lectores, nos invita a reflexionar sobre cómo nuestras propias tradiciones pueden evolucionar e incorporar elementos de otras culturas, fortaleciendo así nuestros lazos familiares y ampliando nuestra comprensión del mundo. En definitiva, el lutefisk representa mucho más que un simple plato; simboliza la belleza de la diversidad y la riqueza de compartir experiencias únicas en familia.