Culturas
La Faena Inolvidable en Las Ventas
2025-05-23

En un día cargado de emoción y desafíos, la plaza Monumental de Las Ventas fue testigo de una tarde taurina llena de giros inesperados. Los toreros enfrentaron a unos astados de Victoriano del Río que demostraron su calidad excepcional, pero también su genio impredecible. Emilio de Justo, Roca Rey y Tomás Rufo ofrecieron actuaciones memorables bajo el sol madrileño. En especial, destacó Alabardero, un toro que logró conquistar al público con su bravura y nobleza. Este informe recopila los momentos más significativos de una tarde que quedará grabada en la memoria de los aficionados.

Un Espectáculo Sobrecogedor en Madrid

En una tarde otoñal, donde el cielo parecía pintar tonos dorados sobre las gradas de Las Ventas, tres figuras tomaron el ruedo para enfrentarse a una corrida histórica. El viernes 23 de mayo marcó la décima tercera jornada de la feria, reuniendo a una multitud entusiasta que llenó cada esquina del coso. Los toros de Victoriano del Río, conocidos por su cinqueña y porte imponente, presentaron retos únicos para los diestros.

Emilio de Justo, vestido de nazareno y oro, abrió la faena con gran valentía, aunque sus primeros intentos no encontraron eco en el público debido a la falta de continuidad. Sin embargo, con el cuarto toro, Bocinero, todo cambió. Su temple y precisión llevaron a una estocada magistral que mereció una oreja bien ganada. Por su parte, Roca Rey mostró destreza inicial, pero su segundo toro lo complicó, dejando silencios tras sus intervenciones.

Tomás Rufo, con traje verde hoja y oro, tuvo momentos brillantes, especialmente con el extraordinario Alabardero. Aunque su técnica falló en algunos puntos, su entrega fue aplaudida con una vuelta al ruedo. La faena de este toro se convirtió en un ejemplo de cómo la conexión entre hombre y animal puede elevar el arte taurino a nuevas alturas.

El sexto toro, Alabardero, destacó como el más completo de la tarde, brindando emociones intensas tanto a toreros como a espectadores. Fue una muestra clara de cómo la naturaleza y la habilidad humana pueden fusionarse en algo sublime.

Desde otro ángulo, la corrida también reveló aspectos menos favorables: toros con genio complicado y momentos de incertidumbre que pusieron a prueba la paciencia y pericia de los matadores.

Finalmente, la tarde dejó una mezcla de triunfos y lecciones aprendidas, subrayando la importancia del respeto mutuo entre hombre y toro.

Desde la perspectiva de un periodista presente, esta tarde reflejó cómo el toreo sigue siendo un arte vivo, capaz de generar emociones profundas. Cada paso, cada muletazo, nos enseña que incluso en medio de la adversidad, existe belleza y grandeza. Los errores son parte del proceso, pero también son oportunidades para crecer y mejorar. Esta experiencia invita a reflexionar sobre la fragilidad y la grandeza de quienes se atreven a enfrentar al destino en el ruedo.

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