La princesa Kalina y su familia vivieron una experiencia inusual durante sus vacaciones en Bulgaria. Tras pasar las fiestas navideñas en el palacio Tsarka Bistritsa, ubicado en las montañas de Borovets, una intensa nevada los sorprendió, impidiéndoles salir del lugar. Este imprevisto les hizo perder un vuelo importante que los llevaría a España para celebrar el 90º aniversario de la reina Margarita. El palacio, con su arquitectura romántica del renacimiento búlgaro, tiene un significado especial para la pareja, ya que fue el escenario de su boda real en 2002.

Un Refugio de Encanto Histórico

El palacio Tsarka Bistritsa se erige como un refugio encantador en medio de las montañas de Borovets. Originalmente construido como un pabellón de caza para la familia real búlgara, este edificio de estilo renacentista ha sido testigo de momentos importantes en la historia de la monarquía. Para Kalina y Kitín Muñoz, este lugar guarda un significado personal profundo, ya que fue aquí donde celebraron su enlace matrimonial en 2002, convirtiéndose en la primera boda real celebrada en Bulgaria en décadas.

Este palacio, que alguna vez perteneció al Zar Fernando y su hijo Boris III, bisabuelo y abuelo de Kalina, mantiene intacto su encanto romántico. Sus paredes han presenciado generaciones de la familia real, creando un ambiente íntimo y cargado de historia. La residencia de invierno del rey Simeón II es más que un simple edificio; es un tesoro arquitectónico que combina belleza natural y patrimonio cultural. Durante su estancia, Kalina y su familia pudieron disfrutar de las vistas panorámicas de las montañas mientras revivían recuerdos de su vida juntos.

Una Nevada que Cambió los Planes

La familia real no esperaba que su tranquila estancia se transformara en una aventura invernal. Una intensa nevada cubrió los jardines del palacio, dificultando cualquier intento de salida. Los vehículos quedaron atrapados en la nieve, frustrando los planes de viajar a España para celebrar el cumpleaños de la reina Margarita. A pesar de la inconveniencia, la situación proporcionó oportunidades inesperadas para disfrutar del paisaje nevado y compartir momentos únicos.

Las fotografías compartidas muestran a la princesa Kalina disfrutando de la nieve junto a su hijo, creando divertidos muñecos de nieve y capturando imágenes del entorno blanco. Si bien perdieron la oportunidad de asistir a una celebración familiar importante, esta experiencia improvisada fortaleció aún más los vínculos entre ellos. La nevada, aunque desafiante, ofreció un recordatorio de la importancia de adaptarse a los cambios y encontrar alegría incluso en los momentos más inesperados. En última instancia, esta aventura se convirtió en otro capítulo memorable en la historia de la familia real búlgara.