En un contexto donde la tecnología juega un papel fundamental, es imperativo abordar las carencias detectadas y establecer prioridades claras para el fortalecimiento de los sistemas de información sanitaria.
Desde los primeros días de la pandemia, quedó evidente que los sistemas de gestión de emergencias sanitarias requerían urgentes actualizaciones. La falta de herramientas interoperables entre el gobierno central y las comunidades autónomas dificultó enormemente la coordinación eficiente. Por ejemplo, la insuficiencia del Sistema de Vigilancia Epidemiológica (SIVIES) dejó a las autoridades sin mecanismos adecuados para rastrear la propagación del virus.
Además, el sistema exterior de sanidad (SISAEX) mostró serios problemas técnicos, lo que llevó al desarrollo acelerado de nuevas plataformas como la aplicación SPTH. Si bien estas soluciones emergentes demostraron cierta efectividad, sus deficiencias operativas pusieron de manifiesto la necesidad de un enfoque más integral y sostenible.
A pesar de las dificultades iniciales, el Ministerio de Sanidad ha logrado importantes avances con la implementación de la Estrategia de Salud Digital desde finales de 2021. Esta iniciativa ha permitido mejorar significativamente la infraestructura tecnológica existente, aunque todavía queda trabajo por hacer en términos de integración e interoperabilidad.
Uno de los ejemplos más destacados es la creación de la aplicación REGCAVU para registrar las vacunas administradas contra el covid-19. Sin embargo, la ausencia de un sistema de registro de vacunas interoperable sigue siendo un obstáculo clave. En este sentido, la regulación y puesta en marcha efectiva del Sistema de Información de Vacunaciones e Inmunizaciones (SIVAIN) representa una oportunidad única para cerrar esta brecha.
El Tribunal de Cuentas ha emitido una serie de recomendaciones destinadas a mejorar sustancialmente los sistemas de salud pública. Entre ellas destaca la necesidad de implementar un sistema integrado de gestión de alertas y emergencias sanitarias. Este tipo de plataforma permitiría una respuesta más rápida y coordinada frente a situaciones críticas.
Otra propuesta relevante es la modernización de los sistemas de vigilancia epidemiológica y sanidad exterior. Esto incluye el diseño y despliegue de herramientas avanzadas para monitorear los recursos disponibles dentro del Sistema Nacional de Salud (SNS). Asimismo, se recomienda asignar recursos específicos para desarrollar sistemas centinelas de vigilancia de enfermedades respiratorias agudas, asegurando así una mayor capacidad predictiva.
Para garantizar la sostenibilidad a largo plazo de estos proyectos, es crucial reforzar los recursos humanos en el área tecnológica del Ministerio de Sanidad. Esto no solo mitigaría el riesgo de dependencia excesiva de la contratación externa, sino que también promovería un conocimiento interno más profundo sobre las necesidades específicas del sector.
Además, la interoperabilidad entre los distintos sistemas debe convertirse en una prioridad absoluta. Garantizar que la información de los centros de vacunación sea accesible y compatible con la Historia Clínica Digital del SNS facilitará procesos clave como la toma de decisiones basada en datos y la optimización de recursos.