Llegar a ser una representante destacada de la dinastía alauí no ha sido tarea fácil para Lalla Khadija. Sin embargo, desde sus primeros años, ha demostrado una resiliencia admirable y una capacidad innata para encarnar los valores tradicionales de su país mientras abraza el cambio y la modernidad. Su vida ha sido un equilibrio entre las responsabilidades de la realeza y los momentos de sencillez que la acercan al pueblo marroquí.
El nacimiento de Lalla Khadija fue recibido con gran júbilo por el Rey Mohammed VI y la princesa Lalla Salma. Desde entonces, cada instante de su vida ha sido cuidadosamente protegido y rodeado de amor. La princesa creció en un entorno familiar tranquilo, lejos del protocolo riguroso del palacio, lo que le permitió desarrollarse con naturalidad y espontaneidad. Las imágenes de su primera infancia muestran a una niña feliz, rodeada de cariño y atención.
Uno de los momentos más memorables de su infancia fue cuando acompañó a sus padres en su primer día de escuela. Este gesto de cercanía conmovió profundamente al pueblo marroquí, evocando prácticas similares en otras monarquías europeas. Además, participó en numerosas celebraciones familiares, desde festivales hasta bodas, siempre manteniendo esa chispa especial que la caracteriza.
En 2018, a la edad de once años, Lalla Khadija enfrentó uno de los mayores desafíos de su vida: la separación de sus padres. Este evento significó un cambio profundo en su rutina y en su vida personal. Sin embargo, ella supo manejarlo con madurez y discreción, enfocándose en su bienestar y equilibrio. Durante este periodo, la princesa siguió cumpliendo con sus deberes oficiales, mostrando una fortaleza ejemplar.
Uno de los momentos que destacaron durante este período fue su participación en el cortejo real durante la recepción a los Reyes de España en febrero de 2019. Vestida de rojo, su presencia era imponente pero también revelaba una mirada tímida y serena. Meses después, durante la visita del Papa Francisco, volvió a conquistar a todos con su elegancia y dominio de los protocolos cortesanos.
A medida que avanzaba su adolescencia, Lalla Khadija decidió tomar un paso atrás de la escena pública para centrarse en sus estudios y pasiones. En julio de 2023, fue vista brevemente en el asiento trasero del coche del cortejo real en Tetuán, junto a su hermano y su padre. Esta aparición fugaz generó gran revuelo en las redes sociales, convirtiéndose en un momento viral.
Más recientemente, en octubre de 2023, hizo una sorprendente reaparición durante la visita oficial del presidente francés Emmanuel Macron y su esposa Brigitte. Vestida con una chaqueta de pata de gallo blanco y negro firmada por Dior, cautivó a todos con su distinción y elegancia. Su presencia añadió una dimensión afectiva a este encuentro histórico, convirtiéndose en un evento dentro del evento. Esa noche, se consolidó como un nuevo símbolo de elegancia en la corte real, sumándose al prestigioso séquito formado por sus tías.
Como estudiante del Colegio Real, Lalla Khadija ha recibido una educación refinada que combina rigor académico con una apertura cultural al mundo. Dominando el árabe, el inglés, el francés y el español, la princesa muestra una gran curiosidad por las artes y la cultura. Su amor por la música clásica es evidente en su pasión por la guitarra, instrumento que aprendió a tocar en el colegio. Estas habilidades lingüísticas y culturales la preparan para desempeñar un papel crucial en la diplomacia y representación internacional de Marruecos.
Su vínculo con el Rey Mohammed VI es particularmente conmovedor. Cada fotografía y aparición pública ofrece una visión de un amor y admiración mutuos. El carácter bondadoso y tranquilo que heredó de su padre, junto con la gracia y elegancia de su madre, la princesa Lalla Salma, hacen de ella una figura única en la dinastía alauí.