La atmósfera del Festival SonRías Baixas se transformó en una experiencia electrizante, donde el viernes marcó un punto culminante con actuaciones que resonaron profundamente entre los asistentes. A pesar de las características del recinto, que no ofrecía grandes lujos naturales, la potencia de los artistas en el escenario compensó cualquier deficiencia. La jornada comenzó con la emotiva voz de Luis Fercán, que preparó al público para una inmersión musical. Posteriormente, la frescura pop de Cariño ofreció un contraste ideal, creando el ambiente perfecto con el atardecer gallego como telón de fondo. Estas presentaciones iniciales sentaron las bases para una noche cargada de emociones y ritmos.
El verdadero punto de inflexión llegó con la aparición de Sen Senra, cuyo desempeño fue un testimonio de su crecimiento artístico. Demostró una conexión sin precedentes con el público, desplegando un repertorio que combinaba la fuerza de las guitarras eléctricas con la intimidad de las acústicas. Su concierto se convirtió en una de las actuaciones más destacadas de su carrera, culminando con una sentida declaración de amor a Galicia y una conmovedora interpretación en gallego. La energía se mantuvo con Shego, quienes ofrecieron un set impecable, antes de que Carolina Durante tomara el escenario. El cuarteto madrileño, con una entrega inigualable a pesar de la lesión de su vocalista, desató un torbellino de pogos y cantos, transformando el espacio en una fiesta multitudinaria. Revivieron sus éxitos y presentaron nuevas canciones, uniendo a la multitud en un coro unánime, trascendiendo cualquier barrera geográfica.
La velada concluyó con la actuación de Grande Amore, quien consolidó la sensación de comunidad y celebración, con el público entregado hasta el último instante. La jornada del viernes en SonRías Baixas 2025 no solo fue un despliegue de talento musical, sino también una prueba del espíritu vibrante y apasionado de Galicia. Fue una noche donde la música actuó como un catalizador, uniendo a personas de diversas procedencias en una experiencia compartida de alegría y camaradería. Este festival se erigió como un espacio donde la cultura y la emoción convergen, dejando una huella imborrable en el corazón de sus participantes.
Este evento musical simboliza la capacidad del arte para unir a las personas, creando momentos inolvidables de conexión y alegría. Nos recuerda la importancia de celebrar la cultura local y de apoyar a los artistas que, con su pasión, nos inspiran a vivir con mayor intensidad. La energía de SonRías Baixas demuestra cómo la música puede ser un faro de luz, impulsando un sentimiento de comunidad y elevando el espíritu colectivo, una experiencia que resuena mucho más allá del propio evento.