La ciudad de Saltillo está implementando la Fase 2 del Plan Antisequía, un proyecto que busca garantizar el suministro hídrico mediante la perforación y profundización de pozos en áreas cercanas. Este plan incluye una inversión significativa y ha generado debate debido a su impacto potencial sobre los acuíferos ya sobreexplotados. A pesar de las preocupaciones ambientales, las autoridades justifican sus acciones bajo los límites establecidos por las concesiones vigentes, transfiriendo a la Conagua la responsabilidad de monitorear la salud de estos recursos vitales.
En el marco de este ambicioso proyecto, se planea aumentar la capacidad de extracción hasta en 200 litros por segundo adicionales. Esto implicará la incorporación de entre seis y ocho nuevos pozos en los próximos meses, enfocándose principalmente en zonas hidrogeológicas consideradas menos vulnerables al sur de la ciudad. Según Iván José Vicente García, gerente de Aguas de Saltillo, estas nuevas fuentes no afectarán negativamente los acuíferos existentes, aunque reconoce que aún quedan algunos permisos pendientes para completar esta iniciativa.
El análisis técnico proporcionado por Veolia, una empresa española especializada en gestión de agua, sirvió como base para desarrollar este plan. Sin embargo, pocos detalles han sido revelados sobre cómo dicha investigación evalúa la sostenibilidad a largo plazo de estas medidas. Aunque las autoridades locales argumentan que cumplen estrictamente con las regulaciones establecidas, críticos señalan que este enfoque podría exacerbar problemas preexistentes relacionados con la escasez hídrica.
El costo estimado para esta fase asciende a más de 150 millones de pesos, financiados mediante créditos bancarios. Estas inversiones cubrirán tanto la exploración como el equipamiento necesario para optimizar la producción de agua subterránea. Las autoridades destacan que seguirán realizando pagos trimestrales correspondientes a las extracciones conforme a lo estipulado con la Conagua.
Finalmente, mientras continúan las discusiones sobre si este método es efectivo o responsable desde una perspectiva ambiental, queda claro que Saltillo enfrenta desafíos significativos en su lucha por asegurar un suministro constante de agua para su población creciente. El éxito del Plan Antisequía dependerá de encontrar un equilibrio entre satisfacer necesidades inmediatas y preservar recursos para generaciones futuras.