En tiempos donde la ciberseguridad y la lucha contra actividades ilícitas toman relevancia global, Argentina da un paso fundamental al modificar el marco legal que regula uno de sus organismos más importantes. Con esta medida, se establece un precedente para mejorar las políticas públicas nacionales.
La entrada en vigor del Decreto 274/2025 marca un antes y un después en la estructura operativa de la Unidad de Información Financiera (UIF). A través de este documento oficial, se han introducido cambios profundos que afectan tanto su papel investigativo como preventivo. La decisión fue tomada tras analizar detenidamente las áreas de mejora necesarias para cumplir con estándares internacionales.
Uno de los aspectos más destacados es la eliminación de la participación de la UIF como querellante en causas relacionadas con lavado de activos y financiamiento ilegal. Este ajuste pretende evitar duplicidades funcionales entre distintas agencias gubernamentales, promoviendo una gestión más eficiente y coordinada de los recursos asignados.
Con la modificación del artículo 13° de la Ley N° 25.246, se amplían las posibilidades de colaboración de la UIF con otras entidades estatales. Ahora podrá intercambiar información confidencial bajo estrictos protocolos de seguridad, lo cual permitirá un análisis más integral de patrones criminales complejos.
Además, se autoriza a las autoridades receptoras de dicha información a acceder a datos relevantes según criterios específicos. Esto facilitará no solo investigaciones penales, sino también estudios estratégicos sobre tendencias delictivas. Se espera que este enfoque contribuya a anticipar movimientos sospechosos y mitigar riesgos sistémicos.
Una de las principales motivaciones detrás de estas reformas es garantizar una utilización óptima de los fondos disponibles. Según expertos consultados, la superposición de funciones entre organismos había generado ineficiencias significativas en años anteriores. Por ello, se priorizó una reorganización que maximice resultados sin comprometer calidad.
Este proceso incluye la evaluación continua de procedimientos administrativos y técnicos. También se enfatiza la importancia de mantener canales fluidos de comunicación entre todas las partes involucradas. Solo así será posible alcanzar niveles adecuados de transparencia y rendición de cuentas frente a la ciudadanía.
Otro eje central de estas modificaciones legales es la creación del Comité de Ciberseguridad bajo la tutela de la Agencia Federal de Ciberseguridad (AFC). Esta iniciativa responde a la creciente amenaza digital que enfrenta no solo Argentina, sino todo el mundo. Su objetivo principal será diseñar una estrategia robusta que proteja infraestructuras críticas.
El comité estará integrado por representantes de diversas carteras ministeriales, asegurando una visión multidisciplinaria en su implementación. Entre sus funciones destaca la elaboración de políticas específicas para prevenir ataques informáticos y fortalecer defensas tecnológicas. Además, se fomentará la capacitación constante del personal técnico encargado de estas tareas.
A pesar de estos avances normativos, aún quedan desafíos importantes por resolver. Uno de ellos es garantizar que las nuevas disposiciones sean aplicadas uniformemente en todos los niveles del sistema judicial y fiscal. Para ello, será crucial contar con mecanismos efectivos de monitoreo y seguimiento.
Por otro lado, se debe trabajar en sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de estos cambios. Educación financiera y concienciación sobre riesgos digitales serán fundamentales para lograr una verdadera transformación cultural. Solo así se podrá construir un entorno seguro y resiliente frente a las amenazas contemporáneas.