En un caso que ha generado amplia atención, la actriz iraní Shohreh Qamar fue condenada a cuatro años y ocho meses de prisión por el Tribunal Revolucionario. Las acusaciones incluyen cargos relacionados con el apoyo al régimen israelí y la difusión de información considerada falsa. Su defensa presentó una apelación en busca de revertir la decisión judicial.
En una noche marcada por tensiones políticas, el abogado Ali Sharifzadeh Ardakani anunció en X las consecuencias legales enfrentadas por su cliente. La joven actriz, de 31 años, fue sentenciada tras ser acusada de promover ideas contrarias al gobierno iraní durante los levantamientos desatados tras la muerte de Mahsa Amini en septiembre de 2022. Según informes oficiales, sus publicaciones en redes sociales habrían violado leyes nacionales al expresar solidaridad hacia figuras políticas internacionales no aceptadas por Irán.
Esta situación no es nueva para Qamar, quien ya había sido arrestada previamente en julio de 2023. Desde entonces, permaneció bajo fianza mientras continuaban las investigaciones en su contra. El contexto de represión política ha llevado a múltiples artistas y activistas a enfrentar acciones legales similares debido a su participación en movimientos sociales como "mujer, vida, libertad".
Entre los casos más destacados se encuentra el cantante Shervin Hajipour, autor del himno de las protestas, así como Tomaj Salehi, cuya condena inicial a la pena capital generó indignación internacional antes de ser anulada.
Desde una perspectiva periodística, este caso ilustra cómo el arte puede convertirse en un campo minado cuando colisiona con ideologías estatales. La lucha entre creatividad personal y control gubernamental resalta tensiones profundas dentro de la sociedad iraní moderna. Este escenario nos invita a reflexionar sobre el papel de los creadores culturales en contextos donde la libertad de expresión está altamente restringida.