El presidente Donald Trump ha dado un paso significativo al firmar una legislación que bloquea una normativa del Servicio de Impuestos Internos (IRS) relativa a ciertas transacciones de criptomonedas. Esta decisión, favorable a la industria digital, impide que algunas plataformas deban proporcionar información fiscal sobre sus usuarios y refleja el apoyo gubernamental hacia las criptomonedas. Aprobada con amplio respaldo bipartidista en el Congreso, esta medida se produce tras intensas críticas por parte de operadores descentralizados que argumentaban imposibilidad técnica para cumplir con dicha regulación.
La propuesta inicial del IRS buscaba abordar la creciente evasión fiscal vinculada a las criptomonedas. Según estimaciones, aproximadamente la mitad de los impuestos correspondientes a estas transacciones no son recaudados. La norma, prevista para entrar en vigor en 2026, exigía a ciertos intercambios descentralizados reportar ventas de activos digitales. Sin embargo, estas plataformas, gestionadas principalmente mediante software automatizado, carecen de la capacidad necesaria para actuar como intermediarios tradicionales.
Este conflicto surgió durante el gobierno anterior, bajo Joe Biden, lo que permitió utilizar la Ley de Revisión del Congreso para desafiarla. Ello otorgó a los legisladores un plazo de 60 días para anular cualquier reglamento federal reciente. En marzo, aprovechando este marco legal, el Congreso, liderado por republicanos, revocó la normativa con apoyo transversal entre ambos partidos.
Más allá de este caso específico, los esfuerzos legislativos continúan avanzando en temas relacionados con las criptomonedas. Entre ellos destacan iniciativas para regular pagos con stablecoins y establecer reservas estratégicas de Bitcoin. Estas medidas buscan sentar bases legales claras para el desarrollo sostenible de la industria digital.
Donald Trump ha manifestado públicamente su intención de promover el sector criptográfico. Su postura incluye reducir barreras regulatorias, nombrar funcionarios afines a las criptomonedas y facilitar encuentros con líderes empresariales del sector. Este cambio de perspectiva desde su escepticismo inicial responde, en parte, a contribuciones recibidas durante campañas electorales provenientes de empresas del ramo.
Con esta acción, se consolida un entorno más permisivo para la expansión de las criptomonedas en Estados Unidos, marcando un hito importante en la relación entre tecnología financiera y política gubernamental.