En un esfuerzo continuo por salvaguardar la salud pública, científicos españoles están desarrollando una estrategia avanzada para prever la aparición de enfermedades transmitidas por insectos. Este enfoque innovador busca identificar con semanas de anticipación la presencia de mosquitos portadores de virus peligrosos, adaptando el concepto de previsión meteorológica al ámbito de la epidemiología. La iniciativa, liderada por expertos en el campo de la zoología y la salud pública, subraya la creciente amenaza que representan patógenos antes confinados a latitudes tropicales, pero que ahora encuentran en España un terreno propicio para su expansión. La visión es establecer un sistema robusto que no solo proteja a la población local, sino que también minimice el impacto en sectores vitales como el turismo, abordando la salud desde una perspectiva integral que considera la interacción entre humanos, animales y medio ambiente.
Jordi Figuerola, un distinguido biólogo con base en la Estación Biológica de Doñana, está al frente de un proyecto transformador destinado a establecer un sistema predictivo para la vigilancia entomológica. Su objetivo es ambicioso: poder anticipar la presencia de mosquitos que representan un riesgo sanitario con al menos dos semanas de antelación, emulando la precisión de un pronóstico del tiempo. Este investigador, parte fundamental del Centro de Investigación Biomédica en Red en Epidemiología y Salud Pública (CIBER), lidera el único grupo en España que se dedica exclusivamente al estudio de las zoonosis. Su laboratorio en Doñana se ha convertido en un centro neurálgico para la identificación y el análisis de vectores capaces de transmitir virus como el del Nilo, el dengue, el chikungunya y la malaria, enfermedades que, hasta hace poco, eran ajenas a la realidad española.
La trayectoria de Figuerola en Doñana comenzó con un interés inicial en la ornitología, estudiando cómo las aves dispersan semillas y huevos de invertebrados, contribuyendo a la conectividad de los ecosistemas. Sin embargo, su investigación pronto viró hacia la comprensión de las aves como reservorios de patógenos, lo que lo llevó a centrarse en los mosquitos y su papel en la diseminación de enfermedades. Durante más de una década, ha combinado la vigilancia entomológica con la investigación intensiva, permitiéndole crear detallados mapas de distribución de las especies de mosquitos presentes en España, así como prever la llegada de nuevas especies invasoras. Su trabajo es esencial para analizar los factores ambientales y ecológicos que influyen en la transmisión de patógenos, tanto en entornos naturales como urbanos, desmitificando la idea de un conocimiento exhaustivo y accesible sobre la distribución de especies.
La adopción del concepto 'Una Sola Salud' (One Health) es central en la metodología de Figuerola, reconociendo que la salud humana está intrínsecamente ligada a la salud animal y ambiental. Este enfoque, aunque modernamente acuñado, resuena con principios históricos que destacan la interdependencia de estos elementos. La pandemia de COVID-19 sirvió como un crudo recordatorio de la urgencia de esta perspectiva. Antes de la pandemia, enfermedades como el virus del Nilo, el dengue y el zika ya planteaban una amenaza creciente, exacerbada por la globalización y el cambio climático. El virus del Nilo, por ejemplo, fue detectado en España en 2003, revelándose como endémico, y su presencia ha aumentado en intensidad desde entonces. La llegada del mosquito tigre (Aedes albopictus), una especie invasora, marcó un punto de inflexión, ya que este insecto es un vector eficaz para el dengue y el chikungunya, enfermedades que anteriormente no suponían un riesgo de transmisión local en el país.
La amenaza se ha materializado en brotes autóctonos, aunque limitados, como el de dengue en Tarragona, evidenciando que el riesgo ya no está exclusivamente ligado a viajes internacionales. El mosquito tigre facilita la transmisión de humano a humano, haciendo que la vigilancia de viajeros infectados sea crucial para prevenir ciclos de transmisión local. Figuerola advierte sobre las consecuencias económicas de estos brotes, citando el impacto en el turismo durante los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro debido al zika. Actualmente, las especies de mosquitos más preocupantes en España incluyen diversas variedades de Culex, vectores del virus del Nilo, y el Aedes albopictus. La posible reintroducción del Aedes aegypti, un vector aún más eficiente para el dengue, zika y chikungunya, representa una preocupación significativa.
El equipo de Figuerola realiza un trabajo de campo intensivo de marzo a noviembre, capturando y analizando mosquitos para detectar la presencia de virus, lo que les ha permitido descubrir la circulación del virus Sindbis en la península. Colaboran estrechamente con el Ministerio de Sanidad y las autoridades autonómicas para establecer niveles de alerta que orienten a médicos y ayuntamientos. A pesar de las condiciones climáticas favorables para los mosquitos este año, las medidas preventivas implementadas durante el invierno por diversas instituciones han contribuido a mantener la situación bajo control, con una menor intensidad de circulación viral detectada hasta ahora. Sin embargo, Figuerola enfatiza que la baja detección no significa la ausencia del virus, sino que las intensidades de circulación son lo suficientemente reducidas como para pasar desapercibidas, reiterando la necesidad de una vigilancia constante y una preparación continua.