En el ámbito deportivo, especialmente en competiciones tan prestigiosas como la Champions League, la interpretación correcta de las normativas cobra vital importancia. Recientemente, un incidente relacionado con un penalti ejecutado por Julián Álvarez del Atlético de Madrid puso en tela de juicio tanto la actuación arbitral como la comprensión reglamentaria de los organismos involucrados. Este caso subraya la necesidad de aplicar con rigor técnico las normas dictadas por la International Football Association Board (IFAB), evitando decisiones apresuradas o malinterpretaciones que puedan influir en el resultado final de partidos clave.
El pasado 14 de marzo de 2025, durante una eliminatoria de octavos de final de la Champions League, ocurrió un episodio polémico en torno a un lanzamiento de penalti. En este contexto, el jugador Julián Álvarez experimentó un resbalón involuntario mientras ejecutaba su disparo, lo que generó dudas sobre la validez del mismo. Según las disposiciones de la IFAB, específicamente las reglas 11 y 14, para considerar una infracción debe cumplirse que el balón haya sido golpeado y desplazado con claridad antes de cualquier contacto posterior. En este caso, quedó evidente que no existió tal desplazamiento claro, anulándose así cualquier argumento de doble toque.
Además, el árbitro polaco Szymon Marciniak fue criticado por no seguir adecuadamente el protocolo del VAR, ya que omitió revisar minuciosamente el video en el monitor disponible en el campo de juego. Este error llevó a una decisión equivocada que afectó significativamente al desarrollo del partido. La UEFA, en su defensa inicial, intentó justificar la anulación basándose en el concepto de doble toque, sin embargo, ignoró deliberadamente el aspecto crucial del "claro desplazamiento" del balón.
Este caso demuestra la importancia de formarse en derecho deportivo y entender profundamente las reglas que rigen el fútbol. Como espectadores y analistas, debemos exigir mayor precisión y coherencia en las decisiones arbitrales, asegurándonos de que se basen exclusivamente en la interpretación correcta de las normas establecidas. Solo así podremos preservar la integridad y equidad del deporte rey.