En un giro inesperado, el futuro del CD Tenerife se encuentra en medio de una crisis tanto deportiva como administrativa. Rayco García, quien estaba a punto de asumir la presidencia del club tras la salida de Paulino Rivero en marzo, fue arrestado este miércoles por sospechas de violencia de género. Este incidente ha generado incertidumbre en torno a la estabilidad del equipo, que actualmente lucha por mantenerse en la Segunda División. Además, se avecina una junta extraordinaria de accionistas que podría redefinir el rumbo del club.

Detalles del Incidente y la Junta Excepcional

El pasado miércoles, en una tarde cargada de tensión, la Policía Nacional confirmó la detención de Rayco García, el segundo mayor accionista del CD Tenerife, por un presunto delito relacionado con la violencia de género. Esta noticia ha sacudido los cimientos del club, ya que García estaba listo para tomar las riendas tras la partida de Paulino Rivero, prevista para finales de marzo. Antes de su arresto, García había logrado reunir suficientes apoyos para destituir a dos consejeros clave y asegurar una mayoría en la dirección del club.

Ahora, dentro de ocho días, se celebrará una junta extraordinaria de accionistas solicitada por José Miguel Garrido. En esta reunión crucial se discutirán importantes cambios en la composición del consejo de administración y la delegación de poderes para implementar los acuerdos adoptados. Los cuatro principales accionistas habían firmado previamente un acuerdo para delegar la gestión deportiva a Garrido y comprometerse a votar unánimemente bajo pena de una multa millonaria. Sin embargo, la reciente adquisición masiva de acciones por parte de García pone en duda la efectividad de este pacto.

Mientras tanto, la situación deportiva del equipo es preocupante, ya que se encuentra a 11 puntos de los puestos de salvación en LaLiga Hypermotion (Segunda División).

Desde la perspectiva de un periodista, este caso subraya la importancia de separar las esferas personal y profesional. El CD Tenerife ahora enfrenta el desafío de navegar a través de una tormenta perfecta de problemas institucionales y deportivos. Es fundamental que el club encuentre liderazgo estable y enfocado para guiarlo hacia la recuperación, tanto en el terreno de juego como fuera de él.