En un caso que ha generado gran controversia en el ámbito deportivo y legal español, la Audiencia Nacional está evaluando las acciones del ex presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, durante una celebración. El incidente, que ocurrió en el contexto de una victoria histórica, ha llevado a múltiples testimonios y argumentos legales sobre si el acto fue inapropiado o constituyó una agresión sexual. Las acusaciones incluyen no solo al propio Rubiales sino también a otros tres individuos involucrados en supuestas coacciones posteriores.
El abogado Ángel Chavarría, representante de Jenni Hermoso, destacó que los seis segundos en los que el incidente ocurrió cambiaron drásticamente la vida de su cliente. Según él, Rubiales se subió sobre la futbolista sin tiempo para que ella pudiera percibir sus intenciones. Este acto, según Chavarría, sobrepasó los límites legales y violó el protocolo antiacoso establecido por la propia RFEF. La defensa enfatizó que el consentimiento no fue respetado y que la jugadora se sintió incapaz de reaccionar adecuadamente.
Chavarría también mencionó las consecuencias psicológicas y sociales que este incidente tuvo en Hermoso. La jugadora, que antes era conocida como campeona del mundo, ahora es recordada principalmente por el beso no consentido. Además, se señalaron doce acciones posteriores que presuntamente ejercieron presión sobre Hermoso, desde el vestuario hasta eventos posteriores de celebración. Estas acciones fueron interpretadas como intentos de forzar una aceptación del incidente.
Maria José López, letrada de la Asociación de Futbolistas Españoles, respaldó las acusaciones y criticó duramente la estructura vertical y manipuladora de la RFEF bajo el mandato de Rubiales. Argumentó que la organización no protegió adecuadamente a Hermoso y que las presiones que recibió tenían el objetivo de hacerla admitir que el beso había sido consentido. Esto refleja un entorno laboral desfavorable y poco protector.
Por otro lado, Olga Tubau, la abogada de Rubiales, cuestionó si el beso puede ser considerado una agresión sexual. Ella argumentó que la jugadora no interpretó el incidente como tal y que sus reacciones posteriores eran normales dadas las circunstancias. Tubau también puso en duda la relevancia de las palabras exactas usadas por Rubiales y cuestionó la validez de las pruebas presentadas por la acusación. Finalmente, solicitó la absolución de su cliente, afirmando que no debe confundirse el pecado con el delito.
Este caso ha puesto en relieve la importancia de los protocolos de protección contra el acoso y la necesidad de garantizar que los derechos de los trabajadores sean respetados en todas las situaciones. Mientras se espera el veredicto, queda claro que el incidente ha dejado profundas marcas tanto en la vida personal como profesional de Jenni Hermoso, y ha generado un debate significativo sobre el comportamiento apropiado en contextos profesionales y celebratorios.