Una enfermera identificada como Nancy Anahí Villagra fue arrestada recientemente bajo la acusación de falsificar recetas para fentanilo y otros analgésicos utilizando talonarios del municipio donde laboraba. El caso, investigado por la Dirección de Investigaciones contra el Crimen Organizado, reveló la incautación de numerosos documentos y medicamentos ilícitos. Además, se descubrió que las prescripciones apócrifas involucraban a pacientes reales y ficticios, lo cual eleva las preocupaciones sobre la seguridad médica.
La operación policial resultó en la detención de Villagra, quien trabajaba en el Hospital Eduardo Oller. Durante los allanamientos realizados en su residencia y otras ubicaciones, se recuperaron cuadernos con anotaciones, 54 recetas para opioides, historias clínicas y un talonario supuestamente robado del hospital. Estos elementos proporcionan pruebas contundentes de la actividad ilegal llevada a cabo por la enfermera. La fiscalía ahora tiene la tarea de determinar el alcance total de este fraude y sus implicaciones para la salud pública.
Los investigadores también hallaron muestras de fentanilo y otros analgésicos, junto con sellos médicos que podrían haber sido utilizados para legitimar las recetas falsificadas. Esta acción no solo compromete la integridad profesional de Villagra, sino que también pone en riesgo la vida de los pacientes que pudieron haber recibido tratamientos basados en estas recetas fraudulentas. Las autoridades destacan que la naturaleza meticulosa de la investigación permitió desmantelar una red potencialmente peligrosa antes de que causara daños irreparables.
El uso indebido de fentanilo en Argentina ha sido un tema recurrente en el sistema judicial. A diferencia de Estados Unidos, donde la crisis del fentanilo es más visible, en Argentina la situación es menos evidente pero igualmente grave. Los casos de profesionales médicos involucrados en el tráfico de esta sustancia son alarmantes, ya que estos individuos tienen acceso directo a medicamentos controlados. Este contexto subraya la importancia de fortalecer los protocolos de seguridad en hospitales y centros de salud.
Un caso emblemático es el del enfermero Rubén, quien fue imputado por robar ampollas de fentanilo del Hospital Juan Fernández. Este incidente, ocurrido en 2018, resaltó cómo incluso los empleados de confianza pueden ser cómplices en el tráfico de drogas. La historia de Rubén muestra que, a pesar de su reputación intachable, pudo acceder a medicamentos altamente controlados fuera de su horario laboral. Otro ejemplo es el anestesista Gerardo Billiris, condenado por retirar remilfentanilo del Hospital Militar, lo cual contribuyó a un episodio crítico que casi costó la vida de una paciente. Estos casos demuestran que el abuso de fentanilo puede tener consecuencias devastadoras, tanto para los profesionales médicos como para los pacientes.