El torneo de Cincinnati exige a los tenistas una combinación excepcional de precisión en sus golpes, fortaleza mental y física, y una paciencia inquebrantable. Carlos Alcaraz, actual número dos del mundo, demostró poseer todas estas cualidades al enfrentarse a Hamad Medjedovic. Su victoria, con un doble 6-4, en una hora y 35 minutos, reflejó su capacidad para superar las adversidades. El encuentro, lejos de ser un despliegue de exquisiteces, fue una muestra de su astucia y estrategia para sobreponerse a la iniciativa de su rival y, más crucial aún, a las condiciones climáticas extenuantes. Su próximo desafío será contra el italiano Luca Nardi, quien avanzó tras la retirada de Jakub Mensik.
Las condiciones meteorológicas en Cincinnati, con una tormenta previa y el consiguiente retraso, añadieron una capa adicional de dificultad al ya exigente torneo. Con temperaturas que alcanzaron los 32 grados durante el partido y una humedad abrumadora, los jugadores se vieron obligados a un esfuerzo extra. El propio Alcaraz, a los tres juegos, ya tenía su camiseta completamente empapada. Incidentes como el desvanecimiento de Arthur Rinderknech y el malestar de Francisco Comesaña evidencian el implacable “horno” en que se convierte Cincinnati, un presagio de lo que se espera en el Abierto de Estados Unidos.
Tras su ausencia en Toronto, Alcaraz eligió Cincinnati como su única parada de preparación para el inminente Abierto de Estados Unidos, que dará inicio el 25 de agosto. Su regreso a las canchas después de la final de Wimbledon, donde cayó ante Jannik Sinner, incluyó un set perdido ante Damir Dzumhur. Este encuentro con Medjedovic, un contemporáneo con un futuro prometedor, le brindó el rodaje necesario para afinar su juego y adaptarse a la competición de alto nivel antes del último Grand Slam del año.
Hamad Medjedovic, de 22 años, se perfila como una figura en ascenso en el circuito. Ganador de las Next Gen ATP Finals en 2023 y finalista en el ATP 250 de Marsella en febrero, Medjedovic, bajo la tutela de Jorge Aguirre, está forjando su camino con solidez. Aunque su progresión es más gradual que la meteórica carrera de Alcaraz, quien ya posee cinco títulos de Grand Slam, su posición como número 72 del mundo y su capacidad para mantener el ritmo en el partido inicial de Cincinnati confirman su considerable potencial y sugieren un futuro prometedor en el tenis.
A pesar de la falta de un alto porcentaje en su primer servicio, Medjedovic logró mantener la presión gracias a la efectividad de su segundo saque, lo que obligó a Alcaraz a desplegar una estrategia paciente. El murciano aguardó los errores de su oponente, derivados de la naturaleza arriesgada de su juego. Alcaraz tuvo varias oportunidades de quiebre, superando la resistencia de Medjedovic con servicios directos y ganadores. Finalmente, una doble falta del serbio le concedió el break decisivo, permitiéndole asegurar el primer set tras un juego de más de doce minutos. Este enfoque metódico y su resiliencia en un ambiente tan hostil le permitieron asegurar su victoria número 50 de la temporada, superando a un rival de gran valía y demostrando su capacidad para triunfar bajo cualquier circunstancia.