La Expo Osaka-Kansai 2025 ha generado polémica debido a las exigencias relacionadas con la Expo ID, un requisito indispensable para adquirir entradas electrónicas. Las críticas se centran en el alcance excesivo de los datos personales requeridos y la ambigüedad sobre su uso futuro. Este debate ha puesto al descubierto deficiencias en la legislación japonesa sobre protección de datos, destacando la necesidad de adaptarse a estándares globales más estrictos.
El conflicto surge principalmente del proceso necesario para obtener una Expo ID. Los usuarios deben aceptar una política de privacidad que incluye una amplia gama de información personal, desde datos básicos hasta detalles biométricos y profesionales. Inicialmente, esta solicitud incluía elementos como huellas dactilares y cuentas de redes sociales, generando preocupación pública. Tras la intervención del ministro de la Expo, Yoshitaka Itō, y presiones mediáticas, la asociación organizadora ajustó las directrices, eliminando ciertos ítems y restringiendo el acceso a los datos solo a expositores relevantes.
Otro aspecto controversial fue el "Osaka Healthcare Pavilion", donde se propuso recopilar datos de salud de los visitantes. Aunque inicialmente se garantizaba el anonimato, expertos señalaron que dicha información podría ser cruzada con otros registros para identificar personas específicas. Esto llevó a una revisión de las políticas de tratamiento de datos, estableciendo límites más claros sobre su uso.
En contraste, regiones como Europa aplican normativas rígidas como el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR), que han resultado en multas millonarias contra grandes corporaciones tecnológicas por infracciones similares. Estados Unidos también cuenta con regulaciones como la COPPA, que protege la privacidad infantil en línea. Estos ejemplos subrayan cómo prácticas como las de la Expo ID probablemente enfrentarían sanciones internacionales si ocurrieran en contextos occidentales.
Japón ha avanzado gradualmente en materia de protección de datos, pero aún enfrenta desafíos significativos. La Ley de Protección de Información Personal de 2015 es un paso en la dirección correcta, aunque insuficiente frente a estándares globales. Paralelamente, medidas recientes como la prohibición del marketing encubierto demuestran que ajustes regulatorios pueden tener impactos positivos. Sin embargo, para eventos de alcance mundial como la Expo Osaka-Kansai, es crucial que Japón adopte normativas alineadas con prácticas internacionales y promueva una mayor alfabetización digital entre sus ciudadanos.
La controversia de la Expo ID evidencia no solo problemas técnicos o legales, sino también una oportunidad para que Japón revise su marco normativo y eduque a su población sobre la importancia de la protección de datos personales. En un mundo interconectado, adaptarse a estándares globales no es solo una opción, sino una necesidad para mantener la confianza internacional.