El reconocido chef Paco Roncero, una figura prominente en la escena culinaria con dos estrellas Michelin, comparte cómo entrelaza su intensa actividad profesional con sus enriquecedoras experiencias personales durante los meses estivales. Su verano es una amalgama de dedicación gastronómica en Ibiza y aventuras trotamundos, reflejando una personalidad polifacética que valora tanto el rigor del trabajo como la búsqueda de conocimiento a través de los viajes y el bienestar físico.
Durante la temporada de verano, el célebre chef madrileño Paco Roncero se establece en la deslumbrante isla de Ibiza. Lejos de ser un mero descanso, su presencia allí se centra en la dirección de su exclusivo establecimiento culinario, Sublimotion, una verdadera experiencia multisensorial. Aunque su restaurante homónimo en Madrid cierra en agosto, el maestro de los fogones no detiene su ritmo; por el contrario, aprovecha este periodo para embarcarse en expediciones únicas. En las próximas horas, su destino será la lejana Uganda, donde se propone capturar con su lente la majestuosidad de los gorilas de montaña en su hábitat natural. Este viaje se suma a un historial de aventuras globales junto a Nerea Ruano, su compañera de vida, quien, con su bagaje como exatleta y su visión en comunicación, comparte su pasión por explorar culturas y gastronomías por el mundo.
La rutina de Roncero en la vibrante Ibiza no se limita al trabajo; el deporte ocupa un lugar primordial en su día a día. Corre con disciplina a lo largo de las playas desde Platja d'en Bossa hasta Ses Salines, acumulando hasta 14 kilómetros, lo que le permite desconectar y mantener su equilibrio. Además de la actividad física, la fotografía se erige como otro de sus pasatiempos predilectos, documentando cada nueva cultura y paisaje. Sus preferencias en la isla incluyen deleitarse con las vistas del atardecer en Es Boldado, disfrutar de los singulares desayunos del Ushuaïa Ibiza Beach Hotel y saborear la exquisita cocina de Casa Jondal. En su hogar, el gazpacho es un infaltable del verano y su mesa se viste de gala los domingos con paellas caseras. Sus recuerdos de infancia, marcados por la conexión con la naturaleza y los productos de la tierra en La Pueblanueva y Lora del Río, forjaron, sin saberlo, su destino culinario. Finalmente, fiel a su espíritu incesante, Roncero se prepara para futuros maratones, apuntando a las grandes citas internacionales como Chicago, Boston y Tokio, consolidando su legado tanto en la gastronomía como en su vida personal.
Observar la forma en que Paco Roncero aborda el verano nos ofrece una lección valiosa sobre la integración de la pasión, el propósito y la perspectiva en la vida. Lejos de la imagen de un receso total, su enfoque demuestra que el verdadero descanso puede encontrarse en la diversidad de actividades que nos nutren y desafían. Su compromiso con la excelencia culinaria en Ibiza se equilibra con una curiosidad insaciable por el mundo, manifestada en sus viajes a destinos exóticos para explorar nuevas culturas y su afición a la fotografía de la vida salvaje. Esta dualidad entre la alta cocina y la aventura personal subraya la idea de que la realización plena se logra al perseguir múltiples intereses. Además, su disciplina deportiva y su amor por la música de Queen revelan la importancia de la autodisciplina y el disfrute en la rutina diaria. La historia de Roncero nos invita a reflexionar sobre cómo podemos diseñar un verano que no solo nos recargue, sino que también nos inspire a crecer, aprender y expandir nuestros horizontes, transformando cada día en una nueva oportunidad para la creación y la exploración personal.