Para muchos, «El Tutan» no era solo una discoteca, era un rito de iniciación, un epicentro de experiencias juveniles. Ubicada estratégicamente en Gavà Mar, esta icónica sala, lejos de la confusión popular con Castelldefels, marcó una era. Testimonios como el de Xavier y Jorge, asiduos de la época, confirman su estatus de leyenda, un lugar donde la nostalgia se mezcla con la defensa de su verdadera ubicación.
Inaugurada el 23 de junio de 1976, la discoteca Tutankhamen fue desde su primera noche un símbolo de sofisticación y exclusividad. Con una lista de invitados que incluía a figuras como Carmen Sevilla y un público de élite, el local ofrecía cena-espectáculo y un ambiente inspirado en el Antiguo Egipto. Gracias a la minuciosa investigación de la Asociación de Vecinos de Gavà Mar y entusiastas como Lorenzo Amat Bernat, podemos reconstruir su gloriosa evolución. Sus dos salones y su estacionamiento gratuito la hicieron un referente, transformándose con los años de un espacio de cócteles a un bastión de la música electrónica, aunque siempre manteniendo su esencia distintiva.
La experiencia de ir al Tutan era un ritual. Para Xavier, significaba llegar en su Derbi Variant. Para Vanesa, el autobús de la discoteca era el inicio de la aventura. Irene recordaba los chupitos previos en el Astur, y para Julio o Simón, la noche no terminaba sin una visita a El Abuelo Ye-Yé para deleitarse con sus famosas albóndigas. Estas anécdotas compartidas por los asiduos pintan un cuadro vívido de una época donde la camaradería y la diversión eran las protagonistas, creando recuerdos que perduran hasta hoy.
En el panorama del ocio nocturno de la autovía de Castelldefels, Tutankhamen reinaba. Era la cima de una pirámide complementada por Silvi's y Hache-Ká. Silvi's, fundada por Silvestre Falguera en 1970, evolucionó a New Silvi's con un estilo "inca espacial". Hache-Ká, creada por los ex empleados de Silvi's, Sebas y Magda, ocupó el antiguo local de la peletería Hong Kong Pell, completando así un corredor de entretenimiento inolvidable que marcó la vida de muchos jóvenes.
El Tutan era un crisol de estilos, donde se fusionaban la elegancia y la rebeldía. Desde las sofisticadas Fiestas de la Elegancia, patrocinadas por Mister's, hasta la mezcla de atuendos audaces de The Warriors con la estética pija de la época, la discoteca congregaba a una audiencia diversa. La década de los 90 vio a DJ Ángel y director Ricardo en la cabina, e incluso a OBK sobre su escenario. Sin embargo, en 1998, el club cambió a Marrakech, adoptando ritmos marroquíes como el rai y gnawa. Tras un trágico suceso en 2009, cerró sus puertas, dejando un vacío, pero su legado continúa vivo en la memoria colectiva y en la exploración de sus ruinas.
Con su diseño inspirado en el antiguo Egipto, Tutankhamen se mantuvo como un ícono de la vida nocturna. A pesar de su cierre, su majestuosa arquitectura kitsch ha resistido el paso del tiempo, convirtiéndola en un lugar de culto para los exploradores urbanos que documentan su decadencia. Al mismo tiempo, aquellos que vivieron su apogeo continúan celebrando fiestas tributo, manteniendo viva la llama de la nostalgia y el espíritu de un lugar que, aunque en ruinas, sigue siendo un referente en la memoria colectiva de Gavà.